Objeto de mis amores, Ven al verde caimital, Ven a escuchar del zorzal Los trinos embriagadores. Verás a los ruiseñores Saltar en el zaragüey[1], Ven, hija del Camagüey, De mis ojos embeleso. Ven a concederme un beso “Allí donde habrá un jagüey”.
Aquí olvidados del mundo Y de su gala mentida Hemos de pasar la vida En regocijo profundo. De Cuba el suelo fecundo, Nos dará vital sustento, Y su limpio firmamento Contemplaremos en suma. Bajo la blanca yagruma “O algún cedro corpulento”.
Aquí placeres gozando Oirás, mi querida indiana, Cual celebran la mañana Las avecillas cantando. Viviremos respirando Amor, dulzura y contento, Y la caoba que el viento Haga estremecer airado, A nuestro amor sublimado “Que sirva de monumento”.
Beberemos agua fresca Del arroyo cristalino. Que entre su flotante lino Brinda regalada pesca. Y en la cima pintoresca Donde se eleva el cupey. Donde se enreda el seivey[2] Coronando el cardosanto. Entonaremos un canto “A la memoria de Hatuey”.
En los frondosos mameyes Y en las jaguas encumbradas Contemplarás las bandadas De cotorras y cateyes[3]. Oirás rebramar los bueyes De las estancias vecinas, Y en las aguas cristalinas Del susurrante arroyuelo, Verás retratado el cielo ‘‘Y tus facciones divinas”.
Recorreremos los dos Nuestras feraces campiñas Y entre los mangos y piñas Bendeciremos a Dios, De mil delicias en pos Iremos a las montañas Y en las humildes cabañas Cuya sencillez bendigo. Comeré junto contigo Dulces y sabrosas cañas.
Tú sembrarás un papayo[4] Donde mejor te parezca Y con agua harás que crezca Más alto que un pararrayo. Oirás en dulce desmayo Mil cosas que te diré, Y cuando la noche esté Lloviznosa, oscura y fría, Entre sueños, china mía. Mi suerte bendeciré.
Debajo de un cocotero[5] Que crece a orillas del río Hablaremos, ángel mío, De nuestro amor verdadero. Allí referirte quiero Mis historietas cubanas, Y entre chistes y jaranas Besos y cantos de amores, Te coronaré de flores De nuestras bellas sabanas.
De los hondos lagunatos Que hay en las vegas del río. Entre el junco y el macío Verás nadando los patos. Se cifrarán mis conatos En amarte y complacerte, Y para más convencerte De mi amor inmenso y noble, Te juraré bajo un roble Ser tu amante hasta la muerte.
Y en fin, para terminar Mi invitación este día, Te llevaré, indiana mía, A los esteros del mar. Allí te podrás bañar A la sombra del bambú[6], Y mientras que nadas tú Y tu calor apaciguas, Te contaré las antiguas Ocurrencias del Perú.
Tomado de Rumores del Hórmigo. Corregido, explicado y ampliado por José Muñiz Vergara (El Capitán Nemo). La Habana, 1938, pp.156-160.
Un mal día desapareció el Cucalambe y su rastro se perdió. No existen pruebas de que fuera asesinado por su cubanismo expresado a través de la poesía, pero es probablemente cierto. R.
Comentarios
Indira Montejo Lamas
1 añoTrágico
Leopoldo Vázquez
1 añoGran poeta cubano casi toda su poesia es sobre la naturaleza y la bellas cubanas
Teresa Fernandez Soneira
1 añoBello poema con mucho criollismo.
Romel Hijarrubia Zell
1 añoUn mal día desapareció el Cucalambe y su rastro se perdió. No existen pruebas de que fuera asesinado por su cubanismo expresado a través de la poesía, pero es probablemente cierto. R.