El mundo entero está pendiente en la actualidad del torneo internacional de ajedrez que se celebra en el salón japonés del Hotel Alamac (algo así como un Hotel Habana, con la diferencia que tiene habitaciones menos cómodas) en la Ciudad Imperial.
Toman parte en el mismo colosales maestros del juego ciencia de gran número de países: Lasker, Alekine, Réti, Bogoljubow, Capablanca... y hasta ahora, figura a la cabeza del torneo el célebre profesor alemán Dr. Emmanuel Lasker, formidable maestro, ex campeón del mundo, a quien nuestro Capablanca derrotó hace muy poco tiempo en la ciudad de La Habana, dándole a Cuba, el honor de ser nada menos que “campeona” en un juego que no está, ciertamente, al alcance de todos.
La circunstancia de que nuestro patriota, siendo “El toro”, no haya alcanzado aún el puesto que verdaderamente le corresponde, no ha dejado de intranquilizar a muchos cubanos, que se preguntan, angustiados, si nuestra gloria ajedrecística va a hacernos quedar mal.
Nosotros, que nos preocupamos siempre por todo lo que con Cuba se relacione, le escribimos hace días al “fúfiri” del tablero, inquiriendo de él las razones que habían motivados su lamentable “slump”. La carta, en cuestión decía así:
Camagüey, marzo de 1924 Sr. José Raúl Capablanca Hotel Alamac New York
Querido Pepe: Los cubanos están verdaderamente intranquilizados con tu poca efectividad en el torneo, y se preguntan, todos, a qué se debe. Te ruego encarecidamente que a vuelta de correos, si es posible, me contestes explicándome qué pasa.
Te mando una botella de ron Vallvey para que te pongas duro y una caja de cremas de Pardo para que te acuerdes de Cuba. Te envía un saludo cordialísimo, Robaina, el de los juguetes, que siempre te recuerda.
Tuyo afectísimo.
INTERINO
Nota: —Puedes contestar a la Redacción de El Camagüeyano “el gran diario del interior de Cuba” (esto es inútil que yo te lo diga) y el cual, junto con las camisas de La Casa del Pueblo y los vinos de El Baturro constituye algo de lo mucho bueno que tiene nuestra patria.
He aquí ahora la carta de José Raúl:
New York, marzo de 1924
Sr. Redactor del Pisto Manchego
El Camagüeyano
Camagüey.
Mi querido amigo: Recibí tu carta en el hotel, en el instante preciso en que tenía “capablanquizado” a Bogoljubow, el formidable maestro francés.
Respecto de lo que tú y los cubanos me preguntan, te diré que todo no ha sido más que una gripe fortísima que pesque poco antes de empezar este torneo, paseando una tarde por la Quinta Avenida. Ayer mismo he recibido medicinas cubanas, de la Farmacia de Comas (porque, chico, francamente, no me acaban de gustar las de aquí) y ya me siento muy mejor. Dile a mis compatriotas que no se apuren, que tarde o temprano esto me lo llevo yo.
Saluda a Barrios, el sastre de moda, en nombre mío, y tu viejo, recibe un abrazo de tu invariable.
Pepe
Te doy las gracias por el regalo. Te lo agradezco en el alma.
He oído hablar aquí muy bien de los zapatos de La Boston. Si te parece, mándame un par, que después nos arreglaremos. No se te olvide.
¡Qué José Raúl! Siempre el mismo. ¿Ya ven ustedes cómo el cubano tiene la seguridad de ganar y es el que menos acobardado está con las derrotas de estos últimos días? Hay que tener fe en los nuestros y, sobre todo, reconocer que el campeón del mundo le da tan dulce a esos de las torres, de los caballos y los alfiles, que sólo es comparable a Zabalo con sus trabajos en cemento.
Lo que tenemos que hacer es ir pensando qué le vamos a regalar cuando “ritorni vincitori” a nuestra patria.
Yo creo que lo mejor sería “banquetearlo” no sólo porque éste es el acto de moda y el más apropiado para esta clase de victorias, sino porque él tendría oportunidad de volver a saborear el sabroso pan que se hace en La Espiga de Oro y las deliciosas conservas que se venden en el Colmado La Palma. O si a ustedes les parece mejor, le regalamos un objeto de mérito: una lámpara (que podemos comprar en la Casa Mendía), o un reloj de oro; ahí está la Casa Debs; o un automóvil Studebaker… Eso es como ustedes quieran; pero algo tenemos que hacer.
Lo importante, que era lanzar la idea, ya está hecho. Ahora falta que los camagüeyanos del mismo modo que nos distinguimos fumando los cigarros de Calixto López y “enterrándonos” con Varona, Gómez y Cía., los propietarios de “la primera funeraria de la provincia”, sepamos acogerla con amor, contribuyendo a honrar (como lo hacemos, siempre que la oportunidad se presenta respecto de los conocimientos médicos del Dr. J. S. Ramos y de la incomparable gaseosa de Pijuán) al incomparable maestro ajedrecístico que, junto con Casildo López (el de las camas) y Pancho Bueno (el de los libros) tantos días de verdadera gloria ha dado al país que lo vio nacer.
INTERINO
El Camagüeyano dio amplio seguimiento al Campeonato Mundial de Ajedrez de 1924.
Publicado en El Camagüeyano, miércoles 2 de abril de 1924, p.7. Tomado de Pisto manchego. Compilación y prólogo de Manuel Villabella. La Habana. Ed. Letras Cubanas, 2013, t.I, pp.142-144, y rectificado con el original aparecido en el periódico. Nota de El Camagüey: Entre 1924 y 1925 Nicolás Guillén asumió la redacción de la sección Pisto Manchego, en el periódico El Camagüeyano, una sección que combinaba la crónica periodística y la publicidad comercial. Debía anunciar los servicios de una funeraria, de un sastre y de El Baturro, las gaseosas Pijuán y el Colmado La Palma, la Casa Mendía, los muebles de Casildo López, los cigarros de Calixto López... La sección era diaria y muy ocurrente. Había sido creada por un periodista español, quien firmaba como M. Santoveña, y su nombre, el de un plato español, es una metáfora precisamente de la mezcla consustancial a su espíritu, a medio camino entre el periodismo y la publicidad.
Comentarios
Leopoldo Vazquez
11 díasSon geniales Los Pisto manchego. Nicolas siempre genial.