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Marta cumple con un deber. El de beneficiar a la comunidad cuando se tienen sobrantes para ello.

Dicho esto así, parece que se amenguan los méritos de la filantrópica señora; pero no lo entiendo yo de ese modo. Tanto sería eso como aseverar que es cosa fácil el cumplimiento de un deber, y ya sabemos todos que es cadena muy pesada a veces. ¿Cuál es en efecto, el concepto del deber? Sujeción, esfuerzo, sacrificio quizás.

Requiere el especial de que ahora tratamos no escaso número de facultades. Inteligencia clara para comprenderlo, generosidad para determinarse, independencia de carácter para no adulterarlo, en la práctica merced a extrañas sugestiones, valor contrarrestar los obstáculos que surgen, perseverancia para no abandonar la senda emprendida, perspicacia que adivine las asechanzas de los explotadores, entereza para rechazarlas. Así, para cada orden de obligaciones se necesita un agregado tal de circunstancias en quien ha de llenarlas, que no es de extrañar el desgobierno en que anda todo lo humano, lo mismo los hogares que las naciones.

Admiremos, pues, a Marta Abreu de Estévez, aplaudámosla, enorgullezcámonos de que haya nacido en nuestro país, tan necesitado de ejemplos como el que ella da, congratulémonos de poseerla, erijámosle estatuas, porque ha sabido cumplir un gran deber cívico.

Y amémosla en lo interno de nuestros corazones porque ha hecho con destellos de alegría muchas frentes que se doblaron mustias por el pesar; porque siempre, al aspecto de la desgracia, bañan su dulce rostro lágrimas de ternura infinita; porque sus dádivas llegan siempre humedecidas con ese bálsamo de los desheredados. Y no hay más que las lágrimas para purificar de humillaciones la limosna.

Marta Abreu de Estévez repartiendo limosnas a los pobres de Santa Clara.

Tomado de El Fígaro, Año XI, Habana, Marzo 10 de 1895, Num.8, p.126.

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El Camagüey
3 años

Marta Abreu usó el seudónimo Ignacio Agramonte para realizar importantes donativos al Partido Revolucionario Cubano. Se transcribe a continuación el trabajo periodístico "El seudónimo de Martha Abreu", del periodista Luis Hernández Serrano, aparecido en Juventud Rebelde el 21 de septiembre de 2017, que da cuenta del asunto: "La cubana Marta Abreu de Estévez —hija de Villa Clara— hizo la mayor donación monetaria que se conoce a los fondos de la Revolución organizada por José Martí en 1895, cuando era una de las primeras figuras de nuestra patria en el extranjero, y la hizo bajo el seudónimo del insigne patriota Ignacio Agramonte. "Su donativo de más envergadura fue de 100 000 pesos. Y con los que realizó después, la cifra sobrepasó los 150 000, según informó la Tesorería de la Delegación de Nueva York a la revista El Fígaro (del 6 de marzo de 1904, año XX, No. 10, página 268), en un trabajo publicado bajo el título Los mayores donantes. "Los 100 000 pesos los concedió cuando supo de la muerte de Antonio Maceo. Ese y los posteriores donativos los firmó con el seudónimo de Ignacio Agramonte, los cuales estaban dirigidos a la Delegación del Partido Revolucionario Cubano en Nueva York, encabezada por Tomás Estrada Palma. "La donación inicial de Marta Abreu fue acompañada de un telegrama, despacho breve y conmovedor en el que podía leerse: «Consternados ante terrible noticia. Van $100 000. Adelante. IGNACIO AGRAMONTE». "Su hijo, Pedro Estévez Abreu, donó de su fortuna personal 5 400 pesos oro americanos, con el supuesto nombre de Jimaguayú, con lo cual ambos rindieron homenaje al héroe camagüeyano de la Guerra de los Diez Años, el Mayor Ignacio Agramonte y Loynaz, caído en los potreros de Jimaguayú, el 11 de mayo de 1873. "No se detuvieron ahí los donativos de la excelsa villaclareña. Antes había enviado 2 000 duros por medio del cubano Juan Guiteras, residente en Filadelfia, quien ignoraba de dónde procedían tales recursos. Así favoreció la salida de algunas expediciones organizadas en París, auxilió a los deportados y penados, a los patriotas que necesitaban partir hacia la manigua cubana y a las familias de estos que quedaron sin pan ni amparo. "Además, contribuyó a sostener la Delegación de París y el periódico La República Cubana, en la capital francesa. Marta, igualmente, envió donativo al Comité cubano en Puerto Rico. Su hermana, Rosalía Abreu, dio de sus ahorros personales a la Delegación en Nueva York 20 000 pesos y 4 000 a las fuerzas del coronel Juan Delgado, al frente del Regimiento de Caballería de Santiago de las Vegas, localidad hoy perteneciente al municipio de Boyeros. "Cuando Estrada Palma supo quién era la persona que donaba bajo el nombre del Mayor, le hizo saber que se comunicaría con los mambises para proteger de la tea incendiaria sus fincas en Cuba. Sin embargo, ella respondió dignamente que no la movía ese fin y que estaba dispuesta a correr la misma suerte de los demás propietarios del país."

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