Y no queriendo retardar el justo anhelo del lector de deleitarse en la lectura de las múltiples respuestas recibidas, sólo nos demoramos un punto, para significar a sus autores el testimonio de nuestro más acendrado reconocimiento.
El Fígaro
Nada me parece más hermoso ni más equitativo que ver en nuestro Parque Central las estatuas de Carlos Manuel de Céspedes y de José Martí, pasando aquél su espada a éste; pero si el grupo, aun con ese simbolismo, se creyese anacrónico, opto por la de Martí, considerando la fuerza decisiva que en la memoria y en la gratitud de los pueblos ejerce el triunfo.
Aurelia Castillo
Mi opinión franca y leal,
pues me la pide V. a mí,
es que del Parque Central
el hermoso pedestal
debe ocuparlo Martí.
Martina Pierra, Vda. de Poo
Mi muy querido amigo: dos palabras para contestar a su amable invitación. Muchos hombres se ha sacrificado por el ideal de independencia y libertad en Cuba, o han contribuido a su progreso. En esas condiciones, es grande el número de los que pueden erguirse en el pedestal del Parque, pero a mí me parece que hay que esperar mayor serenidad en los ánimos para premiar los merecimientos de los hombres. Por esta razón, voto porque se coloque allí la estatua de la Libertad con los brazos abiertos para acoger a los hombres de buena voluntad de todos los países.
Y deseando ver pronto en mármol, por la gestión de su popular e ilustrado semanario, la estatua que la mayoría señale, me suscribo de usted, afecto amigo,
Gonzalo Aróstegui
Estimado Sr. Pichardo:
Nos pregunta usted, en atenta circular: ¿qué estatua debe ser colocada en nuestro Parque Central?
Debe ser, porque le corresponde, la de Carlos Manuel de Céspedes, con estas palabras: Constitución. Destitución. Obediencia. Era el primero en todo lo grande.
Con sumo placer saludaríamos a usted más extensamente, pero obedientes a su mandato de ser cortos, sólo nos suscribimos sus afmos. amigos,
Salvador Cisneros, J. Lacret Morlot, Gral F. Leyte Vidal,
Gral.Pedro Vázquez, Rogelio Roque
En la evolución social el hombre empieza siendo esclavo y concluye siendo libre. ¿Cómo realiza esa evolución ascendente, esta transformación progresiva? Pues por medio de la revolución. Así derribó la tiranía sacerdotal y la tiranía militar. La revolución abatió al paganismo y exaltó al cristianismo; derribó al feudalismo y entronizó la monarquía. A la revolución se debe el despertar de la conciencia con el protestantismo. En su activo figura la constitución de todos los pueblos libres. Redimió a Europa y redimió la América. La revolución es arma que siempre pueden esgrimir los hombres esclavizados o amenazados en su libertad. Como una enseñanza o un recuerdo para pueblos y tiranos, erijamos en el Parque Central la estatua de la Revolución.
Gastón Mora
El Parque Central en 1898, nótese todavía en pie la estatua de Isabel II.
La estatua de Martí; no otra. En este hombre singular culminaron todas las energías revolucionarias de nuestra patria; y terminaron imponiendo a España e imponiendo al mundo (mírese como se quiera mirar la intervención americana) el triunfo definitivo del ideal separatista.
Atiendo también al carácter de actualidad que debe tener el hecho. Tiempo habrá de erigir otras a tanto y tanto prócer de la independencia como vive en la Historia y en nuestros corazones. Esta revolución subió, ascendió del pueblo a las capas sociales superiores, que arrastró en su curso. Ninguno ahondó tanto ni tan fructuosamente en el corazón del pueblo cubano; en esos corazones, como en el mío, como en la Historia si sabe inspirarse en la verdad, Martí es el primero.
Esteban Borrero Echeverría
Sr. Manuel S. Pichardo:
Honor a quien honor se debe.
Contestando la pregunta que se sirve hacerme, debo manifestarle que:
No necesita consulta, porque por aclamación debe y tiene que resolverse.
La del atrevido, intrépido y gran patriota Carlos Manuel de Céspedes es la estatua que debe colocarse en el Parque Central.
La que debe hacerse por suscripción voluntaria en toda la Isla.
Éste es el parecer de s.a. y s.s.,
Salvador Cisneros Betancourt
Ajeno a la política de actualidad, tengo tiempo de contestar a usted, sin hurtarlo a graves ocupaciones, su atenta esquela indagatoria de cuál debería ser la estatua más adecuada para erigirla en nuestro Parque Central.
Creo, señor, que la erección de un monumento público achaque serio es, porque una vez llevado a cabo, no debe estar sujeto a mudanza, como lo que se parla o se escribe suavemente, y, por esta razón, he creído que la primera estatua que se levante en Cuba y que signifique virtud pública y privada, cultura, elevación de miras, austeridad de principios, solidez y alcance de meollo, conocimiento de sí mismo para enmienda de los propios yerros, abnegación sin límites, madura juventud y valor ejemplar, reuniendo tan eminentes cualidades en un solo individuo, nacido, criado y educado en Cuba, esa primera estatua debe ser la de Ignacio Agramonte y Loynaz. Él fue el gran maestro, bajo el plomo y el humo del combate; y puede sinceramente asegurarse que, al recordarle, los escépticos se postran y creen en la República de Cuba.
Ramón Roa
Desde Puerto Príncipe (por telégrafo)
Pichardo. —Fígaro. —Habana
Martí compendia glorias, heroísmos precursores, sintetiza obra redentora 95-98. —Voto por Martí.
Pedro Mendoza
Distinguido señor y amigo: cumplo un deber de cortesía que me honra, al contestar a su patriótica pregunta de fecha 14 del corriente sobre ¿qué estatua debe ser colocada en nuestro Parque Central?
Dejando a un lado ciertas consideraciones que se derivan del estado actual de cosas, yo opino deba colocarse hoy por hoy la estatua de la Libertad, que en resumen vendría a ser el exponente de nuestros esfuerzos.
Tampoco se colocaría la de ninguno de nuestros héroes por cuanto sería motivo de discusión y tiempo tienen para que en vida se les hagan todos los honores que merecen. Y como la escala de los mártires es larga y todos tienen méritos indiscutibles, siendo difícil elegir entre Agüero, el Lugareño, Céspedes, Agramonte, Maceo y Martí, opino que el símbolo hoy más adecuado deba ser una estatua que represente el Martilogio Cubano.
Queda V. complacido por su S.S.Q.B.S.M.,
Dr. [Eugenio] Sánchez Agramonte
Me dispensa usted el honor de preguntarme acerca de la estatua que deba colocarse en el Parque Central, y me apresuro a complacerlo, si bien estimo de poca valía mi opinión.
Entiendo que sobre todas las necesidades del momento hállase la trascendental de propender al desarrollo de la idea del Deber, elevándola —si fuera posible— a la categoría de religión sacrosanta. Desearía que nosotros nos inspirásemos siempre y nuestros hijos se amamantaran con tan purísimo ideal y que, difundiéndose de valle en valle y de playa en playa, despertara la somnolencia de los unos y estimulara la vigilancia de los otros, aplacara pasiones y a todos nos reuniera en apretado haz.
Si las guerras de independencia se consagran por la humanidad como actos esencialmente heroicos, débese a que en ellas el sacrificio constitiye el dogma en virtud del cual unas generaciones se ofrendan —en el tabernáculo de la patria—en bien de otras. Sólo así redímense los pueblos del servilismo y pueden presentarse a la faz de la Historia mutilados, sangrientos, pobres y exánimes, quizás, pero con los derechos a la soberanía conquistados por la abnegación y el valor.
Levántese, pues, un monumento que simbolice el sacrificio y heroísmo del pueblo cubano —en su lucha de emancipación— como justo homenaje al Deber.
Aprovecho esta oportunidad para reiterarme su afmo. y s.s.,
Arístides Agüero
Tallad, cubanos, con buril de gloria
del Redentor supremo la memoria
en mármol eternal:
del excelso Martí, mientras suspire
un cubano leal,
querrá la estatua donde al Morro mire,
y, levantado enfrente a la extranjera,
ese mármol será nuestra bandera!
General Loynaz del Castillo
La estatua de Isabel II a punto de ser demovida en 1899.
Resumen. —Nueva votación
En estas admirables respuestas se han votado todas aquellas representaciones más queridas de los cubanos; pero no hay por ninguna determinada una mayoría decisiva, que no deje luz sobre la preferencia general de la opinión. Con poca diferencia de sufragios, se disputan la elección las estatuas de Martí y Céspedes, Luz Caballero y Cristóbal Colón, la Independencia, La República, La Libertad, el soldado cubano, etc.
Por esta indeterminación, nos parece oportuno someter todas las respuestas publicadas anteriormente, a una nueva votación entre los suscriptores de El Fígaro, para inquirir de su resultado cuál de las proposiciones alcanza en nuestro público inteligente mayor aceptación. A ese efecto, aparece en el margen de esta página, una papeleta que, después de llenada, se remitirá a El Fígaro, Obispo 62, hasta el día 11 de mayo próximo, cuyo plazo permitirá también que tomen parte en la votación nuestros abonados del interior de la Isla.
Inmediatamente, y delante de un jurado que se nombrará en su oportunidad, se procederá al escrutinio correspondiente, cuyo resultado numérico publicaremos, reservando para entonces el dar a conocer el propósito final de nuestro pensamiento.
Esperamos ahora que nuestros suscriptores tomarán el certamen que entre ellos se abre, con el mismo interés que ha despertado en la esfera intelectual, decidiéndose cada uno libremente por la firma que mejor haya interpretado su propio juicio.
Imagen posterior a 1905, pues ya la estatua de Martí —realizada por el escultor cubano José Vilalta de Saavedra— estaba instalada en el Parque Central.
Tomado de El Fígaro. Año XV, Núm.16, La Habana, 30 de abril de 1899, p.115.
Comentarios
María Antonia Borroto
2 añosEn la edición posterior aparece otra nota de El Fígaro que explica detalles del proceso para elegir la nueva estatua del Parque Central: ¿Qué estatua debe ser colocada en nuestro Parque Central? En esta semana han llovido contestaciones en El Fígaro. Las papeletas que repartimos con el número último, han producido el resultado que esperábamos. En el próximo número publicaremos el resultado de la votación. Para dar autoridad al escrutinio que se practicará a las cuatro de la tarde del jueves 25, en esta redacción, constituirán el jurado nuestros distinguidos compañeros, señores: Enrique José Varona (Presidente), Diego Vicente Tejera, Gastón Mora, Ignacio Sarachaga, José María Collantes (Secretario). Rogamos a nuestros suscriptores de La Habana y del interior, que aún no lo hubiesen hecho, se sirvan remitir sus votos, antes del día señalado, último definitivamente en que serán admitidos.
María Antonia Borroto
2 añosY, finalmente, fueron publicados los resultados de la encuesta: ¿Qué estatua debe ser colocada en nuestro Parque Central? Cierra el Certamen de El Fígaro acerca de la anterior pregunta, el documento que insertamos seguidamente, suscrito por el Jurado que presenció el escrutinio de la votación obtenida. La opinión más numerosa de los suscriptores de El Fígaro se ha decidido, según se verá, por la estatua de José Martí, al figura que en este momento tiene mayor popularidad entre los cubanos. Habla ahora el Jurado: RESULTADO DE LA VOTACIÓN Constituidos los que suscriben en la redacción de El Fígaro, para presenciar el escrutinio de la votación abierta entre los suscriptores del mismo, acerca de la estatua que debe ser colocada en nuestro Parque Central, se procedió por el secretario actuante al recuento ordenado de los votos emitidos por medio de las papeletas repartidas al efecto, habiendo obtenido mayor número de sufragios, las diez respuestas que se expresan a continuación: La de Diego V. Tejera, por la estatua de José Martí, 375 votos, La de Marta Abreu de Estévez, por la de La Libertad, 371 votos, La de Antonio González Lanuza, por la de Cristóbal Colón, 184 votos, La de Saturnino Lastra, por un grupo representando a España, Cuba y los Estados Unidos, 89 votos, La de Luisa Pérez de Zambrana, por la de Máximo Gómez, 84 votos, La de Diego Vicente Tejera, por la de Carlos Manuel de Céspedes, 69 votos, La de Manuel María Coronado, por la del Presidente de los Estados Unidos que firme la proclama de Independencia, 61 votos La de Carlos M. de Céspedes, por la de Cuba redimida por el soldado cubano, 44 votos, La de Enrique Núñez, por la de Antonio Maceo, 32 votos. Numerosos votos aparecen repartidos entre las respuestas de Luis Carbó, Rafael Bárzaga, General Alejandro Rodríguez, General Loynaz del Castillo, Álvaro Catá, Ignacio Sarachaga, Georgina de Flores, Ramón Roa, Ramón Meza, Miguel Gener, Carlos A. Vasseur, Zerep, José Miguel Gómez, Doctor Sánchez Agramonte, Gastón Mora, Ignacio Remírez, Perfecto Lacoste, Enrique H. Miyares, Fidel G. Piedra, Antonio L. Valverde, Carlos Roloff, Félix María Nolasco, Antonio Martín Rivero, Ignacio F. Pizarro, Andrés Segura y Cabrera, Sierra Pando, Pedro Mendoza, Fermín Valdés Domínguez, General Gispert, Leopoldo Berriel, Mercedes Matamoros, Martina Pierra de Poo, José M. Collantes, Francisco Chacón, Gonzalo Aróstegui, José Raúl Sedano, Alberto Schweyer, José Jerez, Luis Estévez Romero, María Luisa Dolz, Vidal Morales, Esteban Borrero, A.C. Vázquez y C.R. Villaverde. Separándose de la proposición determinada de El Fígaro de que se votase una de las respuestas publicadas en número anterior, muchos suscriptores han escrito en las papeletas los nombres de las estatuas de su preferencia, y en este caso ha obtenido una mayoría abrumadora la de José Martí, siguiéndola en número de votos, las de La Libertad, La Independencia, Cristóbal Colón y Carlos Manuel de Céspedes, respectivamente. Habana, Mayo 25 de 1899. Enrique J. Varona (Presidente). —Diego V. Tejera. —Gastón Mora. —Ignacio Sarachaga. —José M. Collantes. (Secretario)
Uva de Aragón
2 añosSiempre leo El Camagüey con provecho y emoción, entre otras cosas porque tengo hondas raíces en esas tierras. Mi bisabuela por vía de mi abuela materna, Sara Escobar Cisneros nació en Puerto Príncipe en 1856 y especialmente por los Cisneros era familia de medio Camagüey. Hoy me ha conmovido en particular la votación para determinar la estatua que adornaría el Parque Central, un ejemplo de patriotismo y democracia. Me ha sorprendido gratamente ver entre los propuestas a mi tío bisabuelo Álvaro Catá, patriota oriental lamentablemente muy olvidado. Gracias por esta magnífica publicación.
María Antonia Borroto
2 años@Uva de Aragon La propuesta de Álvaro Catá fue muy interesante: "Céspedes, Martí, Gómez, Maceo, Calixto García... Todos merecen ser colocados en efigie en el centro de nuestro parque, pero todos tienen sus amigos y admiradores, y siempre habría descontentos. "Contestando a la cortés pregunta de mi amigo Pichardo, diré: que la estatua de un soldado de infantería, con su traje harapiento, su managüi, jolongo o como quiera llamársele, y su rifle, que sería la estatua de tanto héroe ignorado como ha sucumbido, sería la más apropiada en mi concepto. Ella representaría, lo mismo que la abnegación del cubano, nuestros grandes hombres, y todos quedarían contentos."
Fernando Ibarra
2 añosGracias nuevamente por publicar documentos y momentos importantes de nuestra historia. Mi voto hubiera sido: un conjunto escultórico con: Agüero, Céspedes, Agramonte, Gómez, Maceo y Martí. La libertad de Cuba se debió al esfuerzo de miles de hombres y mujeres; por eso, hay que destacar los valores colectivos, sobre los valores individuales, esa debe ser la guía a seguir por todas las democracias.
Romel Hijarrubia Zell
2 añosAsí es como deben resolverse siempre las cuestiones de opinión: diáfanas, transparentes, que cada cual exprese su criterio y que sea la mayoría democrática la que tenga la razón. Sobre el tema en sí, existen al menos tres figuras que sobresalen en la encuesta que, por diferentes razones,- algunas no conocidas por la mayor parte de la población-, fueron excluidas o propuestas. En primer lugar precisar que no comparto esta valoración de Esteban Borrero Echevarría quien, finalmente, se decidió por José Martí, que para mí es lo justo. Ahora lo que discrepo de Esteban Borrero: "Esta revolución subió, ascendió del pueblo a las capas sociales superiores, que arrastró en su curso". Esto es falso e injusto. Desde Carlos Manuel de Céspedes hasta Salvador Cisneros, pasando por la mayor parte de los iniciales conspiradores, eran de medios pudientes, educados en Europa y de allí trajeron los aires de la Revolución Francesa. Que fue creciendo el apoyo popular de campesinos, trabajadores, esclavos y población general, es cierto. Si no hubiese sido así, no habría habido victoria final. Máximo Gómez Báez no era "popular" y solo lo fue cuando proclamada la República lo conoció la población como defensor de los derechos de los cubanos, cuando se puso al lado de los obreros y panaderos en Huelga y en contra de la represión contra ellos. Carlos Manuel de Céspedes SIEMPRE SERÁ EL PADRE DE LA PATRIA, aunque tenía serías deficiencias personales que causaron su destitución y la injusta condena a muerte en la Sierra de Cristal. La Historia Verdadera esta llena de luces y sombras, pero como dijera Martí, "el Sol tiene manchas que no ocultan su luz" más o menos así es la Historias real y la Vida. R.
María Antonia Borroto
2 años@Romel H. Zell A mí también me resultó controversial esa manera de ver el asunto de Esteban Borrero. Me gustaría acercarme a otras valoraciones de él al respecto para tratar de entender cómo un sobreviviente del 68, conspirador en el 95 y colaborador cercano de Estrada Palma tiene tal visión del asunto. Súmese que se trata de un hombre muy sutil, cuya inteligencia hasta el propio Varona admiraba. Me pregunto si hay otros textos suyos en los que enjuicia el proceso histórico cubano. Respecto a Gómez: preparo en estos días una serie de publicaciones respecto a su paso por Camagüey y relaciones con algunos camagüeyanos, y debo confesar que mi admiración por "El Viejo" crece por día. Eso no quiere decir que cierre los ojos a sus sombras, más bien que los abro a los muchos matices de su vida. Y me sorprende su prosa. Uno no imagina tal altura literaria y tal fineza en un guerrero.... Claro, es que no eran solo guerreros, o la concepción del guerrero de entonces era mucho más amplia, o somos nosotros quienes reducimos todo a un grupito de etiquetas y no apreciamos la complejidad de la naturaleza humana. Nos es más cómodo tener a cada cual en su gaveta y organizarlos como se organiza un archivo: aquí los guerreros, allá los pensadores, acullá los poetas...
Romel Hijarrubia Zell
2 años@María Antonia Borroto He leído un par de veces el Diario de Guerra de Máximo Gómez. Como a ti te sorprende su soltura literaria, más te sorprenderá leer que el Chino viejo recoge en su libro que se enamoró perdidamente de una mujer que vio en sus luchas en Cuba y que volvió a ver en Tampa, casada con un capitán del ejército mambí, lo cual lo alegró mucho. Creo que, por coincidencias de la vida, su nombre era igual a la que fue en definitiva su compañera y madre de sus hijos. La Historia, cuando no está falseada, es enseñanza y cultura, además de amor sincero a nuestros mayores y sus sacrificios. R.
María Antonia Borroto
2 años@Romel H. Zell Por cierto, sentí curiosidad por saber la respuesta de Gómez a la encuesta. Héla aquí: Muy distinguido Sr. Pichardo. En contestación a la hermosa pregunta de V. ¿qué estatua debe ser colocada en nuestro Parque Central? —diré a V. aque, sin esfuerzo de ninguna especie ni rebuscando figuras prominentes de la Historia científica o política de Cuba, surgió a mi mente este nombre: José de a Luz y Caballero. Me suscribo de V. atentamente, General Máximo Gómez
María Antonia Borroto
2 añosFue un peculiar ejercicio de democracia, sorprendente si nos ubicamos en el contexto: plena ocupación norteamericana, ni siquiera la República ha sido proclamada... A mí me emocionó cuando lo descubrí en El Fígaro. Conocía del asunto gracias al libro de Marial Iglesias (del que ya hablé en nuestro debate sobre la estatua de Estrada Palma y otros no menos memorables monumentos), pero constatarla allí, en El Fígaro, me impresionó. Hemos publicado solamente las opiniones de los camagüeyanos, son muchas más las respuestas y muchas las sugerencias. El mecanismo de votación me resulta curioso: no se votaba directamente por lo que habría de ser representado en el monumento, sino por la propuesta de alguien en particular, lo cual debe haber complicado aún más el conteo de los votos. A Martí, por ejemplo, lo propusieron varios.
María Antonia Borroto
2 añosY es curioso: a estas alturas uno no se imagina el Parque Central sin la estatua de Martí. Es como si hubiera estado allí desde siempre... Claro, las nociones de "siempre" y "nunca" en los límites de la existencia de un ser humano son tan ridículas...
María Antonia Borroto
2 añosTranscribo a continuación algunas respuestas, ya no de camagüeyanos, que me resultan curiosas: La estatua de la Concordia. (Adolfo Saénz Yáñez) Muy distinguido Sr.: Me honro sobremanera contestando su "pregunta de actualidad", relativa a la estatua que debe ser colocada en el Parque Central de La Habana. Yo pondría en él la que simbolizara La Duda, porque ella reflejaría la situación presente; pero, recordando el pasado, creo que debiera erigirse una a La Desesperación. Mirando al porvenir, sin embargo, no creo andar descaminado prefiriendo levantarla a La Esperanza. Con sentimientos de consideración, quedo de V. su atento S.S. Q.B.S.M. General José Miguel Gómez (Sta. Clara) La estatua del Presidente de los Estados Unidos que tenga la gloria de firmar la proclama por la cual se declare al mundo que cesa la ocupación militar, por quedar Cuba constituida en Nación libre e independiente. (Manuel María Coronado) Querido Pichardo: Yo creo que se debe derribar el feo pedestal en que se asentaba la estatua de Doña Isabel, y en el mismo sitio colocar la hermosa fuente del Parque de la India. Cuando tengamos gobierno estable y personalidad, ya veremos qué se pone. Enrique Hernández Miyares No creo que debamos pensar en estatuas por ahora. No somos todavía árbitros de nuestros destinos. No podemos manejar nuestra hacienda, ni disponer de un céntimo de las contribuciones que pagamos sin votarlas. No tenemos recursos para comenzar la reconstrucción de nuestras fincas, ni facultades para buscarlos. No obstante eso, si hay humor y puede derrocharse algo en estatuas, erijamos una a la Concordia. Nuestras funestas divisiones, origen de tantos males y causa probable de nuestra futura ruina, exijen que aprendamos a conocerla, siquiera sea tallada en mármol o forjada en bronce. (Ignacio Remírez) La de España, representada por Isabel de Castilla, la egregia protectora de Colón y madre de los indios, realizando así un acto grandioso, sin precedentes en la historia de los pueblos emancipados, demostrativo de que la guerra que ensangrentó Cuba fue inspirada por el amor a la independencia y no por el odio a la madre patria y consagración de la política de concordia que aconseja Máximo Gómez. (Juan Sierra Pando) Lo que yo pondría: Ya la señora se fue y el pedestal no llevó y a la verdad, yo no sé por qué diablos o por qué el pedestal se quedó. Poned columna alta y fuerte, símbolo de nuestra suerte, y en la altura, modelados, dos mártires abrazados cariñosos por la muerte. Los dos que tengan allí la majestad de la luz, dos que sean algo así como Céspedes, la cruz, y la bandera Martí. (José Comallonga) La de Hatuey. (El Músico Viejo)
María Antonia Borroto
2 añosMe llama la atención la sencillez y profundo simbolismo de la propuesta de Enrique Fontanills: "Reclamo para nuestro Parque Central uno de esos árboles que, como la palma y la ceiba, evocarían muda y eternamente ante el corazón del pueblo, el recuerdo de los heroísmos desarrollados a su sombra". Es curiosa viniendo de un hombre que ya a la altura de esos años había definido el estilo alambicado e hiperbólico de la crónica social. Que conste: he leído, cuando aún usaba el seudónimo Mefistófeles, otros textos suyos, también en la sección Crónica, de El Fígaro, que muestran sus potencialidades como prosista. En fin, volvemos al reconocimiento de los matices y de la complejidad de la naturaleza humana. Nada es en blanco y negro: el creador, según se dice, del estilo de la crónica social, propone el más sencillo de los monumentos posibles.
María Antonia Borroto
2 añosMención aparte merece la respuesta de Ramón Meza: La estatua que debe ser colocada en nuestro Parque Central es la que simbolice el Raquitismo., la Mezquindad o la Miseria. En el parque, obra de arte bello-útil, todo debe harmonizarse; sus estatuas, su fuente, su arbolado, sus vías, su extensión, su emplazamiento, en una palabra, todo su decorado exterior. Ninguna otra estatua más adecuada allí que la que represente las ideas que apuntamos. Lo de llamar Parque Central a eso que no es más que pobre y mala plaza de apartado barrio en cualquiera modesta y obscura ciudad, es una de las tantas hipñerboles que por ahí corren, sin que nadie se apresure a contenerlas. Antes de colocar una cosa es preciso procurar buen lugar donde hacerlo. Antes que colocar estatuas es preciso procurar digno y firme sitio donde asentar sus pedestales. Para esto debe formarse un parque con los terrenos de Villanueva unidos a los del Campo de Marte, parques de la India e Isabel la Católica, aprovechando los edificios allí existentes, con ligeros y provisionales retoques de ornamentación, para museos, bibliotecas, escuelas de artes y oficios. Desde luego que voto en contra de toda estatua que represente a personaje vivo: los vivos cambian... o los hacen cambiar. La estatua que debe levantarse en el parque, que para decoro de La Habana proponemos, es la que simbolice la República Cubana protegida, amparada, defendida por el Heroísmo, la Historia y la Justicia. En su pedestal de mármol o de granito debe grabarse ese solemne compromiso lanzado a la faz de las naciones: La Isla de Cuba es y debe ser de derecho libre e independiente. (Ramón Meza)
Romel Hijarrubia Zell
2 añosEn la diversidad está la Verdad. R.
María Antonia Borroto
2 años@Romel H. Zell Equelecuá.
María Antonia Borroto
2 añosLa respuesta de mi admirado Ramón Meza ("Mi tío el empleado" y otras obras suyas merecen ser leídas y estudiadas con detenimiento), me permite suponer los motivos por los que, un poco más adelante (creo que en 1901), El Fígaro publica los bocetos para un gran parque con varias instalaciones que habría de erigirse en esos terrenos que él menciona. Parece que el germen de la idea ya estaba en él al momento de escribir su respuesta a El Fígaro. Sería bueno que los historiadores del urbanismo en Cuba le dedicaran una ojeada a esos planos, a otros que por la época deben haber existido, y al resultado final: lo que hoy conocemos como Parque de la Fraternidad. Tal vez lo han hecho y yo lo desconozco. Buscaré.
Florentino Rivero Mojer
1 añoYa se notaba "El estigma del Camagüey" (éste es el título de un material que tengo preparado hace....). Agramonte no ha tenido la suerte ni la gracia de aparecer en los billetes más importantes del país, ni antes ni ahora. Cómo pensar en una escultura nacional para él, si los propios camagüeyanos no lo han tenido en cuenta. Pero gracias a Ramón Roa, para mí unos de los hombres más preclaros que ha dado Cuba, por colocar la figura del Bayardo justo en su lugar.