El tiempo desafío, el tiempo todo existir siendo la exacta forma de mi muerte; el peso cada vez de los días y la piel, los verdes ojos desgastándose, por donde el fondo de lo eterno ampara mi latido; el gran fondo sin fondo del FONDO.
Ay..., cuánto viento en mi espacio solitario, cuánta agua de amor entre mis manos. El pájaro de fuego picoteando asesina los días ¿no oyes tú, como cayéndose sus cuerpos? Ay..., qué solitario en la invisible esfera que me guarda; pero yo quiero ser el párpado suspendido de la NADA; el comienzo y el fin, la primera y segunda mitad cuando la Oncena Estrella caiga. Y sólo soy un hombre lleno de espantos y preguntas, y mi jornada no me cansa dando gritos; soy un poco de vida palpitando; pero existo en mi punto y soy un mundo en el espacio...
Mayo 5, 1955.
Incluido en Jardín de piedras; tomado de Obra poética. La Habana, Ediciones Unión, 2008, p.49.
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