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    El rifle y el machete en noble alianza
    rompieron los anillos opresores,
    y el triunfo, con sus mágicos fulgores,
    puso fin a la bélica matanza...

    La paz tornó a los pechos la confianza,
    cesaron de la guerra los horrores
    y volvieron los rudos labradores
    a empuñar sus aperos de labranza.

    Hoy, tras la recia y trágica contienda
    abundante y fructífera molienda
    la era nefanda del dolor resarce:

    y en vez del humo que al combate envuelve 
    por el éter tranquilo se disuelve
    el humo negro que la industria esparce...!


Tomado de Revista de la Asociación Femenina de Camagüey. Año II, Núm. 30, Camagüey, junio de 1923, p.10.

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Comentarios
Y. J. Hall
2 años

Dónde dice “hoy” debe decir “ayer”, o si somos optimistas, “mañana”.

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Javier Vázquez
2 años

@Y. J. Hall ¡Exacto!

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Javier Vázquez
2 años

Linda postal del central Jaronú. Por suerte han restaurado el batey y luce casi igual que en la imagen. No sé si el central está moliendo, creo que no. ¡Qué pena lo que ha sucedido en los bateyes y centrales de Cuba! Han destruido una tradición.

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María Antonia Borroto
2 años

@Javier Vázquez Tienes mucha razón. Hace años estuve en el Central Haití (no sabría decirte cuál era su nombre antes) y salí muy perturbada. Fue una de las experiencias más intensas de esos años en los que recorrí varios sitios para participar en lecturas y presentaciones de libros. Fue una experiencia únicamente comparable a los momentos en los que visité las cárceles, tanto la conocida como Kilo 7 y la de mujeres, como otro lugar, que no era exactamente una cárcel, aunque se le parecía bastante, conocido como Campamento de Aseguradas, donde retenían a las prostitutas. En el otrora central Haití vi tanta tristeza, tanto desamparo... Fui allí con Araceli Aguiar, entonces directora del Centro Provincial del Libro, y con el editor y poeta Ramiro Fuentes Álamo para presentar un libro. Creo que a las personas les gustó. Recuerdo que nos colocamos alrededor de una ceiba y hasta invoqué su protección, sentía que todos la necesitábamos mucho. El caserío, abandonado; el central, puro hierro desechable; las personas, cansadas y con un agobio de siglos... Creo que ahora todos lucimos así.

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Janet Rodríguez
12 meses

Precioso.

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