¡Qué triste la Nochebuena
del poeta desterrado!
Nada puede, amante y buena,
preparando alegre cena,
su ídolo tan amado.
Nada, el hogar venturoso,
ni la niña encantadora
de rubio cabello undoso
a quien mima cariñoso
cuando ríe y cuando llora
y a quien tanto y tanto adora.
Ríe con gesto fingido
por no revelar su pena;
piensa en el país perdido,
rememora lo vivido
y exclama: “¡Qué Nochebuena!”
Los ojos cierra un momento
Y al conjuro de algún hada
como en un mágico cuento,
va el alma en alas del viento
a su país transportada.
Ve las hermanas queridas
que aguardan al peregrino;
las ve de dolor transidas
que esperan descoloridas
a lo largo del camino.
Ve que la madre no existe,
ve al padre solo, cansado…
y el llanto al fin no resiste.
¡Qué Nochebuena tan triste
la que pasa el desterrado!
Tomado de Ofrendas líricas. Camagüey, Imprenta Ramentol, 1940, pp.65-66.
Comentarios
Alma Flor Ada
1 añoCuantos podemos compartir los sentimientos que inspirarion este poema a mi abuelo santanderino que tanto amo a Camaguey, pero mantuvo siempre su amor por la tierra que dejo atras... un amor que supo enontrar eco en sus hijas y sus descendientes. Para mi habra siempre amor y nostalgia (o saudade desde mi herencia gallega) por ambas tierras. Y solo sobrevivo viviendo en la matria: la lemgua espanola.
Javier Vázquez García
1 año@Alma Flor Ada: Es así.