Las muñecas se sentaban en el alféizar de la ventana, cuatro, cinco, seis a la vez. Las niñas que pasaban por la calle echaban...
¿Rebeldía enmascarada?
Enigmas que nos acompañan desde los días fundacionales.
En el vestíbulo, atestado, caluroso, Lezama tronaba en medio de sus adeptos...
Las acciones humanas son buenas o malas por su naturaleza; y que no es dado a ningún hombre, ni a todos los hombres, ni al tie...
Nosotros somos muy artistas y hablamos y escribimos muy bien. All right. Pero nuestro arte, nuestra palabra, nuestros versos,...
Hoy voy a hablar de lo qué es “un suelto” y de la manera de confeccionarlo.
El primer Pisto manchego escrito por Nicolás Guillén.
El catorce de julio de 1789 nació la Libertad en París de Francia. El catorce de julio de 1921 nació mi primera nieta en Camag...
Ruidosa escena en que zozobró su quijotismo
Los actos religiosos a que nos referimos revisten caracteres de lucidez extraordinaria.
Un viaje del monarca a América y un error ortográfico unidos en una misma crónica, matizada por anuncios comerciales. O al rev...
Raspaba las palabras, como la vida lo había raspado a él, pero sin poderle quitar su poesía, su sonrisa.
“Episodio banal” es el subtítulo que acompaña a este texto en El Fígaro.
Sobre uno de los más preciados tesoros principeños.
Una de las reminiscencias más fuertes que tengo es la relativa al silencio en esa hermosa ciudad. Jamás me he podido acostumbr...
Voy a comunicarles ciertos secretos del periodismo...
Los caminos hacia la casa de El Maestro se convertían, cada 27 de diciembre, en rutas de peregrinación, silenciosa y espontáne...
Un relato que tiene por protagonista a una mujer práctica, que se cortó el pelo y las faldas antes que nadie en nuestro pueblo...
Así vio Bohemia el ciclón del 32 en Camagüey.
Una crónica publicada por Carteles tras el huracán de 1932.
Un texto incluido en el número especial de El Fígaro que circuló el 20 de mayo de 1902.
Ya lo había hecho cuatro veces, eran las dos de la madrugada cuando se escuchó la voz de Rodrigo Bermejo que gritaba desde el...
Un curioso texto publicado por Nicolás Guillén en 1959 e incluido, casi tal cual, en su libro El diario que a diario.