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Secretos de redacción I (Pisto manchego, 31 de marzo de 1924)

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Secretos de redacción I (Pisto manchego, 31 de marzo de 1924)

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Para el público que lee diariamente la prensa, que se acostumbra a ella, como se acostumbra toda persona de gusto a fumar los excelentes cigarros de Calixto López, no han de carecer de interés ciertas revelaciones relacionadas con lo que pudiera llamarse el mecanismo de una Redacción. Por eso yo, que siempre trato de que mis paisanos sepan todo lo que les conviene saber, al extremo de que no pierdo nunca la oportunidad de recomendarles las conservas del Colmado La Palma y los vinos de El Baturro, voy hoy a comunicarles ciertos secretos del periodismo, para que pongan esas nociones en el activo de sus conocimientos, en el mismo departamento mental en que están la certidumbre de que las mejores camisas de Camagüey las vende La Casa del Pueblo y el convencimiento de que no hay quien trabaje mejor el cemento que M. Zabalo...

Como soy “aunque feo me esté decirlo”, un hombre metódico, voy a proceder metódicamente, no sólo para que el trabajo que hago me resulte más cómodo, sino también para que los conocimientos que me propongo trasmitir a mis lectores lleguen mejor hasta ellos.

La Redacción

¿Qué es la Redacción de un periódico? Pues es, sencillamente, una habitación más o menos amplia, más o menos alumbrada, y más o menos cómoda, donde trabajan ciertos individuos que son más o menos periodistas.

En esta habitación es, más o menos donde reside, por decirlo así, el cerebro del periódico. Allí se piensa todo lo que ha de ser impreso después, y allí se escribe todo lo que se piensa... y lo que no se piensa también.

De esta labor están encargadas ciertas personas, que son las que se llaman periodistas, (nombre que les viene, según puede adivinar el que conozca un poco de etimología, de la circunstancia de escribir en un periódico) o redactores, apelativo con que se les designan también porque su misión es redactar.

Lo que necesita un redactor

Un redactor necesita, por lo menos, la posesión de una cultura, sino profunda, por lo menos general, que ha de facilitarle abordar, aunque sólo sea con la premura que se requiere en la confección de un periódico la diversidad de asuntos que han de ser tratados en el mismo, desde los elegantes relojes de oro que vende la Casa Debs, hasta las hermosas cremas que fabrica el competente tabaquero Rogelio Pardo.

No obstante, ha habido espíritus tan insensatos como el del humorista americano Mark Twain, que se han atrevido a decir que para ser periodista no se necesita saber absolutamente nada... Locuras de Mark Twain, que no debió merecer de sus contemporáneos ni el honor de que lo invitaran a tomar una gaseosa cual la de Pijuán o de que le regalaran un par de zapatos de la calidad de los que vende la afamada peletería La Boston...

Lo que hace un redactor

Un redactor, como su nombre lo indica, lo que hace es redactar en el periódico de que forme parte todo lo que sea redactable. Lo mismo dice que Mendía vende magníficas lámparas, como reconoce públicamente la amplitud de las habitaciones del Hotel Habana y la bondad de los medicamentos que vende la Farmacia de Comas. Lo importante es que el público conozca lo bueno del país y esté, por lo tanto, comentando respecto de lo que le conviene.

División de los redactores

Los redactores de un periódico se dividen según la opinión de los tratadistas de esta materia, en vanas clases. Estas son Ias siguientes:

CLASE A. —Está constituida esta clase por los redactores propiamente dichos, que son los que tienen a su cargo el comento de las noticias de interés general ejemplo.

CLASE B. —Integran esta segunda clase los llamados redactores de información o de sucesos, que, como lo indica su nombre, están encargados de husmear en la actualidad, de oler en todos los rincones de la vida ciudadana para traer a la Redacción, sangrante y palpitante, el último minuto, el último latido del pueblo. Son noticias de esta clase, por ejemplo, la gran variedad de juguetes que ha traído la Casa Robaina, las fuertes camas que vende Casildo López, los servicios médicos del Dr. J. S. Ramos, etc.

CLASE C —Están incluidos en esta clase te llamados reporters sociales, cuya misión consiste en informar al público de todos los acontecimientos de carácter social que ocurran en el pueblo, tales como bodas, bautizos, paseos, actividades de la “elite”, pretendientes de las “girls”, “retours”, “welcomes”, “on dit”, etc. Se caracterizan por su estilo reticente y cortado. Informan de los fallecimientos, y. en este caso, deben dar a conocer al público, la funeraria que hizo el servicio. en un párrafo más o menos así:

“Bellísimo el servicio fúnebre.
Elegantísima la carroza.
Elegantísimos los caballos.
Mi felicitación.
Muy sincera.
A los señores Varona, Gómez y Cía.”


El corrector de las pruebas

Existe también en la Redacción de todo periódico, un personaje que se llama “Corrector de pruebas”. La misión de éste no es otra que la de repasar, después de compuesto en el plomo linotípico, todo lo que los redactores han escrito que salga impreso como ellos quieren y como aconseja el sentidocomún; es, por lo tanto, el lector más asiduo con que cuentan los señores redactores, por los cuales libra con harta frecuencia verdaderas batallas con los tipógrafos, que suelen “desescribir” muchas veces lo escrito. Entre sus muchas incomodidades figuran la de no tener la más remota esperanza de adquirir algún día un carro Studebaker en el que recorrer las calles de su pueblo y, además, la de que, como ha dicho un escritor célebre, se mantiene comiendo de lo que corrige...

INTERINO


Publicado en
El Camagüeyano, lunes 31 de marzo de 1924. Tomado de Pisto manchego. Compilación y prólogo de Manuel Villabella. La Habana. Ed. Letras Cubanas, 2013, t.I, pp.88-91.

Nota de El Camagüey: Entre 1924 y 1925 Nicolás Guillén asumió la redacción de la sección Pisto Manchego, en el periódico El Camagüeyano, una sección que combinaba la crónica periodística y la publicidad comercial. Debía anunciar los servicios de una funeraria, de un sastre y de El Baturro, las gaseosas Pijuán y el Colmado La Palma, la Casa Mendía, los muebles de Casildo López, los cigarros de Calixto López... La sección era diaria y muy ocurrente. Había sido creada por un periodista español, quien firmaba como M. Santoveña, y su nombre, el de un plato español, es una metáfora precisamente de la mezcla consustancial a su espíritu, a medio camino entre el periodismo y la publicidad.

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Comentarios
Leopoldo Vázquez
1 año

Verdad que me gustan estas cronicas Pisto Manchego del genio de Nicolas

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Elida Olga Diaz Fleites
1 año

Muy novedoso, e ingenioso, la explicación de lo que hace cada uno según su función. Y en esta época ¿cuáles son las clases en el periodismo?

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María Antonia Borroto
1 año

@Elida Olga Diaz Fleites : Buena pregunta... La categoría ocupacional, al menos hasta 2006 (momento en que abandoné el periódico Adelante), es "redactor-reportero" de prensa. O sea, que en la categoría "redactor" quedan incluidas el resto de las labores no reporteriles. Nunca existió una especialización por géneros: debíamos atender nuestras fuentes y hacer tanto periodismo netamente informativo como lo que en el argot llaman "géneros": reportajes, comentarios, crónicas, entrevistas... Con el periodismo pasa algo curioso: la propia ubicación de la carrera en un ámbito universitario o en otro permite entender cómo es apreciado en cada momento particular. Por ejemplo, en los sesenta estuvo ubicado en la Escuela del Partido (orientado a la labor político ideológica). Cuando surge la carrera en la Universidad formaba parte de la Facultad de Letras (más cercano en espíritu a los estudios lingüísticos y literarios). Posteriormente surge la Facultad de Comunicación (te debo el dato del año exacto), donde se estudian actualmente las carreras Periodismo, Comunicación Social y Ciencias de la Información. En la época en que estudié, no Periodismo sino Comunicación Social (plan C, que unía en un mismo título Periodismo y Comunicación), en la Universidad de Oriente estaba ubicada en una facultad enorme: Ciencias Sociales y Humanísticas. Lo que sí es innegable es que en Cuba el periodista es visto como trabajador ideológico, que el enfoque que aún prevalece en los medios es el difusionista y que éstos, los medios, son visto como aparatos ideológicos, según la terminología de Loius Althusser. Siempre la formación de periodistas ha sido algo polémico, desde la pertinencia de los planes de estudios hasta la propia existencia de la carrera. La Escuela Profesional de Periodismo Manuel Márquez Sterling no tenía nivel universitario. La carrera llega a la Colina en los sesenta. Sin embargo, tengo entendido que en la Universidad que existía en Camagüey antes del 59 sí se estudiaba la carrera. Es un dato que voy a verificar, también indagaré por sus planes de estudios.

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Romel Hijarrubia Zell
1 año

Descrito gráficamente la forma de funcionar no sólo un periódico, sino cualquier documento que ha de publicarse. Claro más sencillo o complejo según a quién va destinado. En mi caso, redactaba, editaba e imprimía un "periodiquito" en 1953-54, con el título de "El Diablo Cojuelo" en recuerdo del que en su época tuvo el Apóstol. Estaba destinado a los estudiantes de los institutos de enseñanza media y se repartía en la Escuela de Artes y Oficios de La Habana aunque llegó a tener alguna influencia en el estudiantado, especialmente sus dirigentes. Una de las primeras cosas que hice fue llevarlo a la Redacción de la Revista Bohemia, donde el gran corrector de estilo y forma lo era Joaquín Madam a quien entregué ilusionado un ejemplar. ¡Que vergüenza! Joaquín afiló su lápiz rojo, comenzando a tachar y señalar errores hasta en la última página. Me fui avergonzado y decidido a rectificar aquel desastre gramatical y cultural. Me ayudó mi madre, a quien Joaquín no le rectificaba sus escritos, sin consultarlo con ella. Mutuo respeto de dos potencias del idioma. También un operador de mimeógrafo que trabajaba en el Colegio de Arquitectos y se jugaba el puesto, tal vez la vida también, por imprimir al Diablo Cojuelo. Duró lo que permitió la tiranía. Además, tuve algunos incidentes,- digámoslo así-, con algunos grupos políticos. Es una anécdota y poco más lo que me ha traído a la memoria el excelente trabajo de don Nicolás, siempre ameno y culto. Es todo. R.

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Pável Alberto García
1 año

Prefiero al Guillén que escribe prosa que al poeta... muy buena crónica y sutil manera de hacer publicidad a varios negocios que a pesar del tiempo se mantienen en la memoria de los camagüeyanos

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