A papá
Ya no tengo un recuerdo que me acoja
ni un sueño que me alumbre... Sola y muda,
sin quietud ideal ni lucha ruda
voy en la tarde gris o el alba roja...
A papá
Ya no tengo un recuerdo que me acoja
ni un sueño que me alumbre... Sola y muda,
sin quietud ideal ni lucha ruda
voy en la tarde gris o el alba roja...
Ya nada me entusiasma o me acongoja,
ya nada me combate ni me ayuda...
ya... sólo soy la tierra cruda
para todos los vientos, mustia hoja...
Ni un recuerdo, ni un sueño... nada, nada...
que es la vida una senda siempre errada
donde el Hombre, cansado peregrino,
impulsado por yo no sé qué empeño
deja cada recuerdo y cada sueño
en las ásperas zarzas del camino...
Tomado de Revista de la Asociación Femenina de Camagüey. Año IV, Núm 37, Camagüey, enero de 1924.
El Camagüey agradece Efrén Corujo Rivero, Yisel Saavedra González, especialistas de la Biblioteca Provincial Julio Antonio Mella de Camagüey, y a la pianista Lourdes María Cepero Estrada su colaboración.
Comentarios
Damaris Hernández
2 añosHermoso soneto. La Revista de la Asociación Femenina de Camagüey visibilizó de manera constante y con un exquisito buen gusto la labor poética de muchas autoras.
Y. J. Hall
2 años¿Habrá estado brava con el padre?
María Antonia Borroto
2 años@Y. J. Hall ¿En qué año se divorciarían los padres? ¿Tendrá algo que ver con la negativa familiar al noviazgo con Pablo Álvarez de Caña? Voy a revisar Fe de vida en busca de indicios. Aunque lo que más me sorprende es el tono tan amargo... Por cierto, fíjate en el uso de los puntos suspensivos, ¿recuerdas lo que estuvimos hablando al respecto al publicar la carta inédita (hasta el momento de su inclusión en El Camagüey) a Gonzalo Aróstegui? La carta es de la misma época.
Y. J. Hall
2 añosTenía vicio de puntos suspensivos en esa época.
María Antonia Borroto
2 años@Y. J. Hall A juzgar por los fragmentos de Fe de vida, tal vez sea todo lo contrario: tal vez apela al padre, a su comprensión, en medio de la resistencia de la madre y la abuela a las relaciones con Pablo.
Javier Vázquez
2 años@María Antonia Borroto Coincido contigo.
Javier Vázquez
2 años¿Está en alguno de sus libros? No me parece haberlo visto antes.
María Antonia Borroto
2 años@Javier Vázquez Anoche revisé la edición que tengo de su poesía (Letras Cubanas, 2002, con prólogo de César López) y no lo vi.
Javier Vázquez
2 años@María Antonia Borroto ¡Tremendo hallazgo! Enhorabuena.
María Antonia Borroto
2 años@Javier Vázquez Gracias
María Antonia Borroto
2 añosDe momento, y transcurridas apenas unas horas del "hallazgo", tengo varias preguntas relacionadas con el poema; la que más me martilla: ¿ha sido ignorado este poema durante cien años? ¿Cuáles eran los vínculos de la entonces muy joven poetisa con la Asociación Femenina de Camagüey? ¿Hizo llegar ella misma el poema? ¿A quién fue dedicada la foto, a la propia Asociación, a Isabel Esperanza Betancourt?
María Antonia Borroto
2 añosEl primer libro de Dulce María Loynaz, "Versos", incluye poemas escritos entre 1920 y 1938, un larguísimo intervalo. Imaginemos cuántos textos desecharía. (Nada que ver, por cierto, con los "poetas" actuales, a quienes bastan unos meses para "armar" un "poemario"...)
Beatriz María Goenaga Conde
2 añosEstos versos de juventud me recuerdan a Cerebro y Corazón, es ese espíritu de la época. Quizás Dulce María renunció a esa forma de expresión por similares razones que el joven Guillén. No la encuentro en estos versos, su voz está diluida con los maestros que la precedieron.
Romel Hijarrubia Zell
2 añosA pesar de la amargura que trasunta el soneto, me gusta. Lo prefiero al tema empalagoso y fácil. Por cierto, "período" significa "Espacio de tiempo que incluye toda la duración de algo". Por tanto, decir "espacio de tiempo" es redundante. Es un vicio del hablar diario, que nos lleva casi siempre al "pa ca" en lugar del "para acá" y muchos otros similares. Un abrazo y recuerdos de R.
El Camagüey
2 añosCompartimos algunos fragmentos de Fe de vida (La Habana, Letras Cubanas, 2000) que tal vez nos ayuden a comprender las circunstancias de la escritura del soneto. Pablo Álvarez de Cañas y Dulce María conversaron por primera vez el 20 de octubre de 1920. Y la familia de ella, al parecer la materna se opuso a la relación entre ambos. De una conversación de Pablo con el general Machado referida por la propia Dulce María puede deducirse que el general Loynaz no veía con malos ojos la alianza. Leamos algunos detalles tal como los relató Dulce María: Ahora séame permitido pasar por alto el largo y doloroso proceso de aquellas nuestras relaciones. Mi familia se opuso tenaz y fieramente a ellas. Reconozco, creo que lo reconocí siempre, porque desde entonces ya era justa reconocí, sí, que mi familia tenía razón, que Pablo no podía ser para los míos más que un desconocido sin una profesión definida, sin una posición estable, con más trazas de aventurero que de otra cosa. ¿Qué móvil sino la ambición—porque se veía que era ambicioso— podía justificar en tales condiciones y en tal momento, su pretensión de unirse a una rica heredera? He querido siempre ver este asunto objetivamente, es decir, desde fuera; fuera del huracán y no arrastrada como fui por toda su turbulencia. Era difícil, pero creo que lo logré. Les di la razón. Aceptando que las apariencias condenaban al hombre que yo amaba, se la di a ellos, en contra mía y en contra de él, que por primera vez pareció dejarse abatir por la desgracia, y yo misma rompí los lazos con que acaso inexpertamente me había dejado atar. Pero siendo, como fui, capaz de esto, ¿cómo explicar la rigidez de los procedimientos, la frialdad con que se asistía a mi lucha moral y explicar esto en seres que hasta entonces me habían hecho objeto de todas las ternuras y todos los cuidados? ¿Qué pecado había sido el mío, que no los conmovía mi total entrega en sus manos? Y, luego, los medios que se emplearon para hacer imposible toda reconciliación, todo encuentro, toda mirada; medios tanto más duros cuanto más ridículos, y tanto más ridículos cuanto más innecesarios. ¿No había ya, desde el primer momento, aceptado la ruptura, no me había sometido, no lo había sacrificado a él? Y aún más que eso, había hecho, había comprendido que, desde su punto de vista, mi familia tenía razón para pensar así; que todo estaba en contra de Pablo, y por tanto era él quien tenía que ser apartado de mi camino. Y lo aparté. Creí hacerlo, pero él no se apartó. Fui yo la que se fue apartando de todo, retrocediendo hasta el fondo de sombras que poco a poco me tragaban. Fui yo la que, sin dejar de quererlo, no paré hasta quedar fuera de su alcance. (Tomado de Fe de vida, ed.cit., pp.58-59)
El Camagüey
2 añosEn otro momento de Fe de vida, y tras referir el lamentable incidente de Pablo con Machado (el general pretendía casar a Pablo con una joven, manera de garantizar el acceso a ella sin levantar sospechas y sin, por supuesto, abandonar a su familia). Pablo usó como excusa sus deseos de cortejar y desposar a Dulce María. Le contó el incidente a ella y... Lo dejé hablar sin interrumpirle, y cuando al fin no hubo más retoques que añadir al cuadro, me limité a decir: —No me parece mal que hayas usado mi nombre para librarte de una acción que estimas y es bastante deshonrosa. Ahora bien, nada más que mi nombre puedo facilitarte; ni siquiera un consejo te voy a dar, porque no me considero con derecho a ello. —Tú me hablas de derechos, y yo te estoy poniendo delante de los ojos los peligros que corro y de los cuales sólo tú puedes librarme. Piensa que es mi vida la que está en juego, que me hallo en manos del hombre que es dueño de Cuba, que si lo contrarío, si burlo sus designios, él, con apretar un poco, me tritura. Tú eres mayor de edad, no menor como le dije; estás libre y yo estoy libre. ¿Es que antes de casarte conmigo, prefieres exponerme a sus furias? Pero yo había ido dispuesta a resistir las dotes de persuasión que ya le conocía, y sin andarme con rodeos, le respondí: —Mira, Pablo, si escapaste de las furias de mi madre y de mi abuela, creo que ya puedes escapar de todas las furias. El capricho del general se le pasará pronto, como ha sucedido otras veces, y de todos modos, no llegará la sangre al río. Por lo demás, te veo muy bien instalado, muy compuesto, muy rozagante, has engordado lo menos treinta libras, así que en modo alguno pareces perseguido por los Hados. En cambio, mírame a mí, estoy flaca, amarilla, marchita antes de tiempo, convertida en la sombra de mí misma. Esto lo debo, más que a la incomprensión de los míos, a la imprudencia tuya, que sin contar conmigo y aprovechándote de mi ausencia, hablaste cuando no debías hablar... —Estás más linda que antes... Comprendí que con él era inútil razonar. Me despedí, apartando con leve gesto el beso que no me había dado nunca y que, con el fulgor de esas constelaciones tan lejanas, aún tardaría años en alcanzarme. Hacía mucho tiempo que yo no lloraba ni escribía versos, pero esa noche, lágrimas que parecían semisólidas —y digo esto por trabajo que costó a mis ojos desprenderlas— empezaron a descender lentamente, silenciosamente hasta la almohada. Luego me incorporé y empecé a escribir al tacto en la tiniebla e la doble tiniebla: El beso que no te di se me ha vuelto estrella dentro... Y siguieron pasando los años; y viviendo en la misma ciudad, cerca uno del otro, nuestros caminos no volvieron a cruzarse. Eran líneas paralelas que por más que se prolongaran, nunca se encontrarían. ¿0 líneas divergentes que aún cada vez más separadas, pudiera llegar un instante en que por un vuelco del destino, se unieran las dos? No lo sabía ya, ni quería saberlo. Por aquella época, empezaba a cuajar en mi cerebro un vago boceto de lo que sería Jardín, esas extrañas páginas brotadas, todavía no sé de dónde, todo muy confuso, muy embrionario, pero que aún así requería una concentración del pensamiento que no podía darle si por alguna grieta, por algún intersticio el fantasma del pasado lograba deslizarse. (Ahora, al cabo de tantos años, pienso si no sería ese mismo fantasma el que dictó aquella especie de delirio de divagación onírica.) Por otra parte, después de mi última negativa a casarme con él, la vida de Pablo entra en una fase oscura, impenetrable para mí. Poco me llega de ella, y lo poco se torna ante mis ojos, incoherente, chocante, contradictorio. (Tomado de Fe de vida, ed.cit, pp.77-78)
María Antonia Borroto
2 añosEste soneto parece escrito por alguien que se fue "apartando de todo, retrocediendo hasta el fondo de sombras que poco a poco me tragaban", por alguien que se sentía "flaca, amarilla, marchita antes de tiempo, convertida en la sombra de mí misma". Y tal vez apela al padre buscando la comprensión que no existe en la casa materna. Hay fotos muy tiernas de ambos, fotos que ya hemos publicado en El Camagüey.
María Antonia Borroto
2 añosLlorar y escribir... En otro momento de Fe de vida, Dulce María habla de su deseo de escribir una biografía de Delmira Agustini, empeño del que desistió porque le pareció inmenso. En Montevideo estuvo indagando, y hasta consultó periódicos de la época (quería dilucidar, incluso, las circunstancias de su muerte): "(...) sí pude convencerme de que Enrique Job Reyes no era en modo alguno el hombre vulgar que nos presentan (nadie que va a la muerte por sus propios pasos es vulgar), el que sólo como recio varón podía atraerla. "¿Vulgar un hombre que conservaba con la más delicada de las ternuras, hasta las muñecas con que la mujer amada jugó de niña, las pinturas de flores brotadas de sus manos? En una de aquellas rosas gráciles fue a incrustarse la bala que la mató. "Verdaderamente, es el mundo harto ligero en sus juicios. Y el hecho —tampoco no explicado— de que casi todas las poetisas hayan sido desgraciadas, no lo autoriza a tener por torpezas, locuras o simples histerismos, sus desgracias." Tomado de Fe de vida, ed.cit., p.163.
Juan Antonio Rojas
2 añosSiempre nos sorprende nuestra ilustre poetisa con sus "perdidos y premeditadamente olvidados poemas" que acunaban su esplendorosa obra de amor callado. Nos queda mucho por ver de ella, que quieta y frágil como su propio ser interior, nos auguró el devenir de la censura y la desilusión social. Amo su obra, y amo su valentía de mujer airada, y atesoro conmigo una de sus ediciones más famosas que viven conmigo en el rincón de mi exilio.