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Viento de la luz de junio

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Viento de la luz de junio

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Para Aurora Villar Buceta

   
    Llévame por donde quieras,
    viento de la luz de junio,
    —remolino de lo eterno.

    ¿A dónde?
    Si ya he ido, si ya vuelvo.
    Si ya nada quiero, nada; 
    ni lo que tengo, ni aquello
    que estuve soñando ayer.
    Ahora por no querer y no saber lo que  quiero
    lo quiero todo... ¡Qué júbilo!
    ¡Qué beato ahogarse en tu oleaje!
    Soy como un niño que estrena
    la pura emoción del Quiero.

    ¡Ay, la espuma, lo lejano
    y aquellas voces, naranjas
    —tacto, color, fragancia—
    que se mueven en las frondas
    como sorpresas redondas!

    Llévame adonde tú quieras
    —tú me ciñes, tú me vences—
    que ahora me rindo dócil,
    a tu voluntad viajera,
    luz de jugar y de huir...

    Llévame, llévame, llévame
    a secuestrarme en lo eterno
    —ansia, oleaje, grupa, crin—
    viento de la luz de junio.

Foto de Emilio Ballagas que acompaña la edición de este poema en Lunes de Revolución.


Tomado de Lunes de Revolución, septiembre 14 de 1959, no.26, p.3. (Número especial. Homenaje a Emilio Ballagas.)

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Comentarios
Emilio de Armas
5 meses

Conocí la poesía de Ballagas en el Instituto de Camagüey, en las clases de literatura cubana de la inolvidable profesora Onelia Roldán. Junto con el también camagüeyano Mariano Brull y el hispanocubano Eugenio Florit, Ballagas integró el trío de la Poesía Pura, una verdadera eclosión lírica que puso a Cuba en la vanguardia de la poesía en lengua española. Ballagas murió cuando entraba en su plena madurez. Brull no llegó a vivir 60 años, y dejó una obra breve pero muy escogida, que tuve el disfrute de compilar y prologar en Cuba en la década de 1980. Posteriormente, y basándome en aquel trabajo que publicó Letras Cubanas, hice una edición de las obras de Brull para la Universidad de Colorado, en Boulder, para la cual tuve la colaboración de una de las hijas de Brull, que murió en un trágico accidente pocos días después de terminado la edición, alrededor de la Navidad. A Eugenio Florit lo conocí personalmente en Miami, durante un almuerzo en la casa de una amiga común. Mientras lo escuchaba y lo veía hablar, me parecía estar en compañía no solo de un gran poeta, sino de la poesía cubana misma, que me acompañaba desde mis días en el Instituto de Camagüey. En envío aparte, compartiré con ustedes un breve poema que escribí en recuerdo de Ballagas y de Brull.

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Emilio de Armas
5 meses

SOLO DE ROSA Pierre de Ronsard medita ante la rosa: «¿Qué será —se pregunta, lo que tiene de eterna? ¿El perfume o la forma?» Y en el silencio escucha la respuesta: «Lo que tiene de eterna es el poema». En recuerdo de Mariano Brull (1891-1956) y Emilio Ballagas (1908-1954)

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María Antonia Borroto
5 meses

@Emilio de Armas: Pido su autorización para publicarlo de manera independiente en este sitio web. ¿Puedo?

Emilio de Armas
5 meses

Y rectifico un error cometido en mi comentario sobre Ballagas, Brull y Florit. Donde escribí que "Brull no llegó a vivir más de 60 años, debí haber escrito que "no llegó a vivir mucho más de 60 años". Gracias.

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María Antonia Borroto
5 meses

@Emilio de Armas: Gracias a usted. De hecho, tengo en mente publicar su excelente prólogo a la poesía de Brull, si usted no se opone, por supuesto. O tal vez prefiera publicar un texto posterior. Lo dejo a su elección.

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