Mi querido Gonzalo: en esta carta quiero dar expansión al sentimiento que del trato común tanto me aparta. Y no imagines que exagero o miento; pienso más bien que en mi interior batallo temiendo dar a la calumnia aliento. Dirán que en todo imperfecciones hallo, sin entender que es poco lo que sigo, y que es mucho y más grave lo que callo. Dirán que contra propios atestigo, que con maligno e indiscreto celo, a la que dio a mi cuna dulce abrigo, a Cuba hermosa, le desgarro el velo con que sus faltas encubrir procura, y aplico a sus entrañas mi escalpelo. Que es mi mano muy torpe e insegura y si una línea acaso me deslizo, muere el paciente y se acabó la cura.
“¿Quién cirujano, me dirán, te hizo? “En qué universidad tomaste el gradoo, “que en tan poco saber se satisfizo? “¡Cirujano con faldas! te he pescado! “¡ya enseñaste la punta de la oreja! “¡perteneces al bando emancipado!” ¿Quién en la empresa, tímido no ceja, oyendo tan furiosas invectivas, y en su egoísmo vil no se aconseja? Tú, que la ciencia con afán cultivas, sabes que es bueno escudriñar la llaga, y no vendar sus podredumbres vivas. Y pues gangrena horrible nos amaga, descubramos de Cuba todo el seno, que quien más la idolatra más indaga.
No diré que el ayer ha sido bueno, tan sólo por probar que el hoy es malo; que eso no es digno a un razonar sereno. Pregunta a nuestros viejos, buen Gonzalo, y ellos te contarán de una picota, que a los tormentos del infierno igualo. Aun (sic) nos parece que la sangre brota de aquellos cuerpos, a virtud desnudos, y que al verdugo mancha gota a gota. Aun (sic) recordamos los vocablos rudos de las costumbres para siempre odiadas. ¡tan cínicos! tan gráficos! tan crudos! ¿Quién no ha oído de bocas agraciadas en alguna inocente lotería, esas frases perversas y menguadas? ¡Ay! yo recuerdo a la gentil María que sin fijarse en la alusión sangrienta, ¡el almuerzo del negro! repetía. Y el coro de los jóvenes ¡qué afrenta! notaba el veinte y cinco en sus cartones ¡con alma pura, de rencor exenta! Que aquellos juveniles corazones (y probártelo puedo sin esfuerzo) llevaban inconscientes sus baldones. Cual miembros entumidos por el cierzo, helaba sus conciencias la costumbre, y hallaban natural ¡aquel almuerzo! ¿No causa, mi Gonzalo, pesadumbre ver marchar pecadora y descuidada de los hombres la inmensa muchedumbre? ¡Ay! que me siento el alma fatigada! ¡Pasa por siempre vergonzosa historia! Víctimas y verdugos ¡a la nada!
Mas ¿qué vale apartar de la memoria de los pasados tiempos los horrores si aun (sic) nos queda caliente tanta escoria? Hoy se llaman patronos los señores, patrocinado el siervo; y en el juego ¿creerás que sólo van conservadores? También van liberales, que yo niego, por que (sic) suelo decir para mi… enagua: “para engañarme a mí, resultas lego”. Mucho de navegar en su piragua, de dormirse en los bosques de palmeras, y paladear del cocotero el agua. Y el vulgo al escuchar tales quimeras, “¡éste sí es nuestro amigo!” dice a coro, y tiene mis doctrinas por sinceras. Mas yo conozco como charla el loro: repite lo que escucha; y al patriota le digo tarareando: “tú eres moro…” ¿Por qué no muestras para siempre rota la cadena que ocultas cuidadoso, y al cabo de la cual está un ilota? ¿Por qué de cierto Alcalde generoso no imitas el ejemplo levantado, cumpliendo su deber tan silencioso? Bajo el poder de este patricio honrado trajo el destino numeroso grupo al yugo del esclavo acostumbrado. Cuantiosa herencia a su consorte cupo, y al ver esclavos bajo el libre techo, qué hacer de pronto el infeliz no supo. Mas tomando consejo de su pecho, entera aprobación halló en su esposa y volvió a aquellos hombres su derecho.
Pero el que en dulce ociosidad reposa, no queriendo doblar su noble espalda, halla que marcha a perfección la cosa. Luego su niña necesita falda cuajadita de perlas y de encajes, y sombreros a guisa de Giralda. La madre, sin andarse con ambajes (sic), le pide terciopelo, que en Europa de eso se llevan elegantes trajes. Y aunque el calor las ponga como sopa se relega la fresca muselina; que se ha de usar como en París la ropa. Ha de nacer el cocinero en China, y aunque vivan solitos dos casados, la mesa ha de costarles una mina. Han de tener sus palcos abonados en Tacón y en Payret, y en el estío baños, por ser más caros, reservados. Y esto, cuando el bolsillo está vacío, y el marido del crédito subsiste, es como echarle despeñado al río.
¡Ah mujeres! mujeres! esto es triste; y más que triste, criminal y necio, y vuestra patria en ruinas lo resiste! Mas daréis mis consejos al desprecio, que en nuestra Habana, para ser decente, hay que comprar sin preguntar el precio; hay que ser un poquito inconsecuente, y sin mucho dispendio y gran boato, médico ni abogado tiene un cliente. El chico que no juega es mentecato, y aunque no tenga novia ni en pintura, hace con cuatro o cinco el aparato.
Su madre, en tanto, le refiere al cura todos los chismecillos vecinales, que es mejor que entregarse a la lectura. Y hoy para ser señoras principales, no se muestra el gastado pergamino; ¡basta con dar de devoción señales! ¡Éste sí es un invento peregrino! que se prueben los grados de nobleza perdiendo a fuerza de rezar el tino! ¡Dejad la religión en su llaneza! ¡No llevéis a los templos vanidades! ¡Buscad en la moral vuestra grandeza! Si ansiaís para la patria libertades, libertad vuestras almas ¡oh Cubanas! de los yugos de bárbaras edades!
Así hablara, Gonzalo, a mis paisanas, si tuviera mi voz algún prestigio, y se ornara con formas más galanas. Pero expresarse mal, es hablar frigio, nadie escucha la plática enfadosa, ni se toma interés en el litigio. Y pues causa tan noble y tan hermosa no ha de tener tan pésimo abogado, me despido, cual siempre, cariñosa, adiós hasta otra vez, sobrino amado.
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El Camagüey
3 años
El Camagüey agradece a Natacha del Río Bolívar y a Natalia Bolívar Aróstegui, nieta de Gonzalo Aróstegui, la posibilidad de acceder a este texto, que suponemos inédito hasta este minuto.
Comprender las redes de parentesco ayudaría mucho a trazar la fisonomía del Camagüey. De pronto uno siente estar en presencia de una verdadera red que conecta a muchísimas personas valiosas, tanto por los lazos de la sangre como por los del afecto, o por ambos, como se nota en este caso. ¡Cómo se extraña la presencia de Gustavo Sed! Sería magnífico constatar otros parentescos y relaciones.
@Javier Vázquez Pues sí. Hay otros fragmentos suyos, en las crónicas escritas desde el mal llamado Viejo Continente y que ella agrupó en el libro "Un paseo por Europa" (1891, si la memoria no me falla) muy sabrosos y ocurrentes. Hay uno, me parece que es en una escrita en su visita a la Exposición de Chicago (forma parte de otro libro), en la que bromea con Casal: ella imaginaba a su amigo, tan escéptico respecto a lo moderno, afeitándose en una barbería habanera bajo uno de los ventiladores que acababa de descubrir. Y ese tono hasta un poco cáustico es frecuente también en ella. Era muy sincera.
Y de esta epístola, que tanto dice de la vida social cubana, del mundo de las apariencias y de las desigualdades, me llaman la atención frases que y ano usamos, y cuyo sentido exacto se me pierde, frases que incluso ya eran muy poco usadas al momento de su escritura. Y la construcción "suelo decir para mi… enagua: / “para engañarme a mí, resultas lego” me encanta.
Y también hay velada alusión al feminismo y a la posible desconfianza en sus opiniones por provenir de una mujer, y no solo eso: de una que pertenece al "bando emancipado". He escuchado opiniones que niegan que Aurelia haya sido feminista, y otras que lo aseguran. Eso me lleva a lo de siempre: qué entender por feminismo. De eso ya hemos hablado, y bastante, en El Camagüey. Ahora bien, en esa frase veo otras insinuaciones y me surjen varias preguntas: ¿cuánto habrían calado ya en Cuba, y en Camagüey, las nuevas ideas a propósito de los derechos de la mujer?, ¿cuánta resistencia se le estaría poniendo a esas ideas?, ¿cómo se veían a sí mismas las propias mujeres? Una lectura reposada de muchos de los textos ya incluidos en El Camagüey nos podría iluminar. Pronto nos asomaremos a textos en los que Varona explora ese asunto.
Y tengo otra pregunta, y esta respecto a Camagüey: ¿acaso la manera en que transcurrió la guerra en Camagüey, la implicación en ella de la familia, influiría en la manera de ser de las camagüeyanas, en la comprensión de los hombres a propósito de ciertos asuntos, en nuestra independencia? Tengo la impresión de que sí. Hay una frase de Casal, respecto a Aurelia, que para mí es todo un desafío: decía que su temperamento era, como el de toda camagüeyana, esencialmente varonil. Y recordemos cómo fue vista Tula, lo difícil que le fue adaptarse al ambiente doméstico español, insertarse entre aquellas mujeres que tejían calcetas...
Y habría que ver, en un contexto más amplio, a las emigradas, sobre todo en Estados Unidos y tanto en esos años como en los siguientes, pues ellas tuvieron que insertarse en un nuevo contexto, más moderno, un contexto donde la actuación de la mujer perturbaba, por ejemplo, al propio Martí. Creo que el asunto no ha sido debidamente tenido en cuenta. (Esto es apenas una idea al vuelo, pero creo que vale la pena meditar sobre ella: el cruce de la tradición hispana y de la modernidad norteamericana en la comprensión de lo femenino en Cuba.)
Comentarios
El Camagüey
3 añosEl Camagüey agradece a Natacha del Río Bolívar y a Natalia Bolívar Aróstegui, nieta de Gonzalo Aróstegui, la posibilidad de acceder a este texto, que suponemos inédito hasta este minuto.
María Antonia Borroto
3 añosComprender las redes de parentesco ayudaría mucho a trazar la fisonomía del Camagüey. De pronto uno siente estar en presencia de una verdadera red que conecta a muchísimas personas valiosas, tanto por los lazos de la sangre como por los del afecto, o por ambos, como se nota en este caso. ¡Cómo se extraña la presencia de Gustavo Sed! Sería magnífico constatar otros parentescos y relaciones.
Javier Vázquez
3 años¡Qué linda letra! No imaginaba ese sentido del humor en una intelectual de esa talla y de esa época.
María Antonia Borroto
3 años@Javier Vázquez Pues sí. Hay otros fragmentos suyos, en las crónicas escritas desde el mal llamado Viejo Continente y que ella agrupó en el libro "Un paseo por Europa" (1891, si la memoria no me falla) muy sabrosos y ocurrentes. Hay uno, me parece que es en una escrita en su visita a la Exposición de Chicago (forma parte de otro libro), en la que bromea con Casal: ella imaginaba a su amigo, tan escéptico respecto a lo moderno, afeitándose en una barbería habanera bajo uno de los ventiladores que acababa de descubrir. Y ese tono hasta un poco cáustico es frecuente también en ella. Era muy sincera. Y de esta epístola, que tanto dice de la vida social cubana, del mundo de las apariencias y de las desigualdades, me llaman la atención frases que y ano usamos, y cuyo sentido exacto se me pierde, frases que incluso ya eran muy poco usadas al momento de su escritura. Y la construcción "suelo decir para mi… enagua: / “para engañarme a mí, resultas lego” me encanta.
María Antonia Borroto
3 añosY también hay velada alusión al feminismo y a la posible desconfianza en sus opiniones por provenir de una mujer, y no solo eso: de una que pertenece al "bando emancipado". He escuchado opiniones que niegan que Aurelia haya sido feminista, y otras que lo aseguran. Eso me lleva a lo de siempre: qué entender por feminismo. De eso ya hemos hablado, y bastante, en El Camagüey. Ahora bien, en esa frase veo otras insinuaciones y me surjen varias preguntas: ¿cuánto habrían calado ya en Cuba, y en Camagüey, las nuevas ideas a propósito de los derechos de la mujer?, ¿cuánta resistencia se le estaría poniendo a esas ideas?, ¿cómo se veían a sí mismas las propias mujeres? Una lectura reposada de muchos de los textos ya incluidos en El Camagüey nos podría iluminar. Pronto nos asomaremos a textos en los que Varona explora ese asunto. Y tengo otra pregunta, y esta respecto a Camagüey: ¿acaso la manera en que transcurrió la guerra en Camagüey, la implicación en ella de la familia, influiría en la manera de ser de las camagüeyanas, en la comprensión de los hombres a propósito de ciertos asuntos, en nuestra independencia? Tengo la impresión de que sí. Hay una frase de Casal, respecto a Aurelia, que para mí es todo un desafío: decía que su temperamento era, como el de toda camagüeyana, esencialmente varonil. Y recordemos cómo fue vista Tula, lo difícil que le fue adaptarse al ambiente doméstico español, insertarse entre aquellas mujeres que tejían calcetas... Y habría que ver, en un contexto más amplio, a las emigradas, sobre todo en Estados Unidos y tanto en esos años como en los siguientes, pues ellas tuvieron que insertarse en un nuevo contexto, más moderno, un contexto donde la actuación de la mujer perturbaba, por ejemplo, al propio Martí. Creo que el asunto no ha sido debidamente tenido en cuenta. (Esto es apenas una idea al vuelo, pero creo que vale la pena meditar sobre ella: el cruce de la tradición hispana y de la modernidad norteamericana en la comprensión de lo femenino en Cuba.)