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El amigo del niño. Prefacio.

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El amigo del niño. Prefacio.

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Bien pudieran mis amigos los señores maestros de escuela que hayan de servirse de esta modesta obra para ejercitar en la lectura a sus discípulos, hallar en el capítulo de introducción la pauta que ha de servirle para emplear con fruto en sus aulas el librito. La lectura no es ni puede ser para nadie, y menos para los niños sometidos a las fundamentales disciplinas escolares, un arte puramente mecánico: es un arte muy intelectual, y, por sobre la instrucción y la cultura que, bien entendida, nos proporciona, están las fruiciones morales, realmente educadoras, que nos brinda el libro. Digo, si el libro es una obra de ciencia o de arte verdaderos, si sabe comunicarnos nociones útiles y emociones provechosas y sanas.

A ambos fines ha querido propender por su plan, por su fondo y su forma este ensayo de libro de texto, en todo el cual hubiera querido poner en acción quien lo ha escrito, lo mejor de su sensibilidad moral, fecundada por el amor casi religioso que la niñez le inspira, y lo más depurado de su cultura científica, aquilatada en el terreno pedagógico por este concepto capital que ha informado toda su vida de maestro de escuela: es necesario educar instruyendo. En otras palabras, es necesario despertar, fomentar y dirigir por modo simultáneo las capacidades intelectuales, y las que arrancan de la sensibilidad moral, haciendo que, al nacer, se compenetren de una vez para siempre, y se asocien dentro de la mente del niño, en una suerte de solidaridad anímica esencial, cuya trascendencia a los fines sociales ulteriores de la vida, no necesito encarecer aquí, y es obvia de suyo.

¡Es muy ardua la tarea del educador! Tan ardua, que debe tener en él por base su propia educación, ya que ha de arrancar esa labor, para los educandos, del campo mismo del alma del maestro, empeñado en saber, en sentir bien, y prendado siempre de la verdad, que contempla bajo sus aspectos mejores y más atractivos. Y que, de la irradiación exterior de este grande y fecundo conflicto interno, surge la única capacidad educadora que merezca el alto nombre de tal. Mal puede dar uno a otro lo que no lleva con amor en sí. Todo el secreto de una enseñanza cualquiera estriba en aquel doble proceso psicológico moral: es necesario contagiar el conocimiento, contagiarlo por la sinceridad, por la intensidad y la abundancia que en nosotros alcance.

¿Pediré demasiado a mis compañeros de ayer y mis predilectos de siempre, los maestros de escuela, si les pido que lean benévolos y entiendan generosamente el libro, antes de hacerlo leer y entender a sus discípulos? Un libro, por bueno que sea, en manos de un niño en quien no haya despertado la curiosidad de la lectura, es siempre letra muerta. Leer, para los escolares que no han sido iniciados en los misterios de este arte, es someterse a una tortura mortal. Nada fatiga y agota tanto la mente infantil como ese trabajo, en el cual descansa, criminalmente a las veces, la pereza infecunda y esterilizadora de la inepcia pedagógica. Puede leer de por sí con fruto la persona enamorada ya del saber; pero el niño en la escuela debe empezar por leer con su profesor, que está obligado a entender el libro, que lo hace entender al discípulo, que anima la narración, que le presta el relieve y la seducción de lo vivo, haciéndola suya, explicándola, mejorándola, en fin, al vivificarla. El libro de lectura puede convertirse (aun siendo, como éste, muy mediocre) en instrumento realmente eficaz de educación. Es necesario, a este respecto, pensar que las proezas de Bayardo no fueron obra del temple de la espada, sino del temple del alma del gran caballero.

Y debo decir algo del texto en sí mismo. He procurado hacerle alcanzar, por su fondo y su forma, la unidad de una composición literaria: ¿por qué no hemos de propender a interesar desde temprano (y en las clases que ya lo consientan), la mente del niño, haciéndole penetrar en el proceso intelectual de una obra que, gradual, progresiva y atinadamente. descubra a sus ojos verdades científicas o de orden moral? ¿No se ve con cuánta avidez devoran los libros de cuentos y los de viaje, y hasta las novelas mismas, los muchachos?...

El niño, activo, turbulento y todo, como lo es por su condición fisiológica, vive, en lo mental, dentro de una atmósfera imaginativa, poética; y en su alma prenden con facilidad los sentimientos de aquella índole. ¡Qué otros, tampoco, mejores para él!... Mi obra, en medio de todas sus deficiencias, había de ser, como es, optimista. Háganla suya, por amor a su patria, los maestros cubanos, y acaso no resulte de todo punto estéril en ese campo este humilde trabajo mío.

¿No se ve con cuánta avidez devoran los libros de cuentos y los de viaje, y hasta las novelas mismas, los muchachos?...
La lectora – Jean-Honoré Fragonard, 1770.

Tomado de El amigo del niño,  cuya primera edición data de 1903. Hemos podido consultar la tercera edición, correspondiente a 1913, a cargo de la librería e imprenta La Moderna Poesía. (pp.V-VIII).

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Comentarios
María Antonia Borroto
4 años

Este precioso libro de Borrero, publicado por primera vez en 1903, fue utilizado durante varios años como libro de texto en la enseñanza primaria. Esa faceta suya apenas ha sido tenida en cuenta. El prefacio mismo ilustra sus ideas sobre la educación y sobre la lectura, y dice algo sobre los maestros que debiera tallarse en piedra en cada lugar dedicado a la formación pedagógica: "Todo el secreto de una enseñanza cualquiera estriba en aquel doble proceso psicológico moral: es necesario contagiar el conocimiento, contagiarlo por la sinceridad, por la intensidad y la abundancia que en nosotros alcance".

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Beatriz M Goenaga
4 años

“Por amor a su patria”, siempre el cubano antes que todo. Pero si solo por amor se hiciera, no perderíamos su legado.

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María Antonia Borroto
4 años

El Camagüey ha podido publicar esta verdadera joyita gracias a la colaboración de Pável García. Los interesados en Borrero, hombre admirable, otro de nuestros grandes desconocidos, también pueden leer, en este propio sitio, el fino análisis de Leonardo Sarría Muzio a propósito de su obra poética: https://bit.ly/2WP9Hp1

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María Antonia Borroto
4 años

José Lezama Lima, quien puso sus reparos al poeta, elogió en cambio al narrador y al pedagogo. Vio en este libro una muestra de las altísimas dotes que como maestro —profesión que ejerció desde muy joven y aquí, en su ciudad natal— tenía Borrero. El volumen tiene otro mérito: la belleza de la edición, con ilustraciones de Dulce María Borrero. Debió haber sido muy gratificante para él tener dos libros ilustrados por sus hijas: Juana en "Lectura de pascuas" y Dulce María en éste. También me conmueve saber que lo escribió "de un tirón" —según palabras propias—tres años antes de su suicidio.

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Alicia Maria Delgado
4 años

Gracias por la sugerencia ! Exquisita lectura 💝🌹

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Alma Flor Ada
4 años

Gracias por este reconocimiento al pensamiento pedagógico de Esteban Borrero Echeverría, uno de los educadores que contribuyeron a la calidad moral y humana en Camagüey. La Escuela Normal para Maestros de Camagüey, en la que había sido Quinta San Zenón de Buenos Aires, tenía excelentes profesores y, sobre todo, una Escuela Anexa donde se practicaba la enseñanza en forma admirable. Gracias a la visión de mis padres tuve el privilegio de cursar el sexto grado en esa escuela Anexa, que mis padres prefirieron a cualquier escuela privada. Allí fui alumna de una maestra extraordinaria, la Dra. Rosa María Peyrellade, a quien jamás podré agradecerle suficientemente. En esa escuela jamás vi regañar a un niño, ni alzar la voz, ni dar muestras de impaciencia o enfado. En cambio, vi lo que puede ser una enseñanza gozosa y fascinante. Empezábamos el día cantando al aire libre, porque la directora Luz Cebrián Ferrer, mujer valiosísima, pensaba que lo mejor que podía ofrecer a los niños era que desarrollaran sus pulmones cantando y despertaran al día con alegría e inspirados por las canciones bien elegidas que cantábamos y que se sintieran edificados por

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Alma Flor Ada
4 años

Mis experiencias escolares anteriores no habían sido felices. Pero la Escuela Anexa me demostró que la educación puede ser a la vez eficaz y feliz. Rosita Peyrellade aprovechaba los hermosos laureles de San Zenón y conducía muchas lecciones bajo su sombra. Y allí se nutrió el espíritu de amor a Camagüey y a Cuba.

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Linet Hernández
4 años

¡Qué actuales estas ideas de Esteban Borrero sobre la enseñanza de la lectura! El contagio literario como estrategia didáctica para potenciar el goce estético de la lectura está siendo revalorizado últimamente. Nuestras escuelas necesitan más maestros sensibles, que amen la lectura, y logren contagiar sus sinceras emociones. Gracias por divulgar esta obra tan hermosa y poco conocida.

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Lourdes Fernandez
4 años

Maravilloso reconocimiento a los Pedagogos pues mi madre fue una de ellas,hermoso escrito.

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María Antonia Borroto
4 años

Al parecer, tal como cuenta Fina García Marruz en el prólogo a la Poesía de Juana Borrero, Borrero ensayó métodos de enseñanza muy novedosos. Fue maestro desde muy joven, contemporáneo de sus propios alumnos, y sus clases tenían mucho de juego, de experiencia compartida, de ese contagio del saber que recomendaría casi en los finales de su vida. Este texto está asentado en sus propias vivencias en el aula.

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María Antonia Borroto
4 años

Mucho podríamos decir de las maneras usadas ahora para la formación de maestros, de ese énfasis en lo metodológico (palabra incluso intimidante) que casi siempre descuida cuánto de comunión debe tener cada momento en el aula y aun fuera de ella, ese vínculo entrañable tanto con los alumnos como con la materia misma que es objeto de estudio. El maestro, el verdadero maestro, vive convencido de que tampoco él ha terminado su formación, su aprendizaje...

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María Antonia Borroto
4 años

Y de este mismo libro hemos publicado otro sugerente texto: "El mundo natural y el mundo del arte": https://bit.ly/3hIXOdM

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Jaine Labrada Ching
4 años

Que importantes reflexiones para el magisterio. Solo el verdadero amor por enseñar nos empodera con estas líneas. Hay mucho por trabajar con el maestro para garantizar una enseñanza sana y efectiva a nuestros niños. Gracias por este artículo.

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