Muy joven ingresó como socio en La Filarmónica, donde muy pronto se identifico con Baldomero Rodríguez Agüero, Alberto y Eloy Adán Betancourt, Luis de Varona (Camujiro) y su paciente Agustín de Varona (Malpelo), quien junto a otros jóvenes de ideas separatistas no desperdiciaban ninguna oportunidad para demostrar en público su repulsa a España, por lo que fueron encarcelados en varias ocasiones.
Durantes las fiestas de San Juan y San Pedro de 1866, una broma suya al librero español Eduardo Paso Montero, trajo como consecuencia que fuerzas regulares del Ejército Español rodearan el edificio de La Filarmónica con el propósito de tomarlo por asalto, pero de firme solución de Bembeta, Salvador Cisneros, Augusto Arango y otros socios, quienes con algunas armas, tacos de billar y sillas se prepararon para defender el edificio, hizo desistir del plan a los españoles que abandonaron el lugar abucheados por los cubanos. El suceso aumentó aún más la tirantez entre criollos y españoles.
Despojado de los juicios sociales y raciales características de su época, no sólo conspiró en la logia Tínima, sino en el seno de las clases más humildes, como los artesanos y caleseros, con estos últimos organizó los preparativos para un levantamiento armado que debía efectuarse durante las fiestas de San Juan y San Pedro de 1868, pero el plan fue descubierto por las autoridades, que procedieron a su detención y posterior traslado a la ciudad de La Habana, donde el Capitán General Francisco Lersundi, después de amonestarlo ordenó su libertad.
Bembeta no pudo regresar a su ciudad natal, al llegar a Nuevitas fue detenido por orden superior, y se le prohibió salir de dicha ciudad, donde permaneció bajo vigilancia.
Tan pronto tuvo noticias del levantamiento de Carlos Manuel de Céspedes en La Demajagua, escapó hacia el campo y se declaró en rebeldía contra España.
Junto a Manuel Boza Agramonte batió en Las Yeguas, el 19 de diciembre del 68, al Batallón del Orden, que mandaba el coronel Francisco Acosta y Albear, y le causaron 27 muertos y 63 heridos.
Poco después de la Asamblea de Guáimaro fue ascendido a coronel, y Manuel de Quesada, General en Jefe del Ejército Libertador, le confió el mando de su escolta, compuesta por una fuerza de caballería de 300 hombres. En mayo de 1870 figuraba como General de Brigada, y con sus fuerzas organizó una expedición destinada a reforzar el territorio de Las Villas, al frente de la cual cruzó la Trocha y operó en las zonas aledañas a Sancti Spíritus. Como consecuencia de una epidemia de cólera, que causó considerables estragos entre sus hombres, tuvo que desistir de su empresa y regresar a territorio camagüeyano.
Enviado en comisión especial por el gobierno, abandonó las costas de Cuba a bordo de una frágil embarcación que lo llevó hasta Jamaica, de donde se trasladaría Nueva York, París y México, con el fin de recaudar fondos para la revolución cubana.
Regresó a Cuba en la expedición del “Virginius”, que fue capturado en aguas de Jamaica por el cañonero español Tornado, y conducido hasta Santiago de Cuba. “Bembeta” fue fusilado el 4 de noviembre de 1873 junto a Pedro de Céspedes del Castillo, Jesús del Sol Cordero y William Ryan, quienes con él compartían el mando de la expedición.
Su vida terminó con una brillante ejecutoria por la independencia patria.
La captura del Virginious implicó un serio conflicto diplomático entre Estados Unidos y España.
@Lourdes Gómez Sería excelente. Hasta conseguir su foto para la página de autor nos resultó un poco complicado.
Tenemos pendiente registrar el periódico Adelante y encontrar los tesoritos que fue desgranando. Su sección "Mis queridas calles camagüeyanas", en Panorama (si la memoria no me falla) era muy popular. Me recuerdo leyéndola siendo muy jovencita.
El Camagüey tiene muchísimo trabajo por delante... Y creo que, afortunadamente, por mucho que logremos atesorar siempre será muchísimo más lo que estará esperando por su publicación. La tarea es compleja y, sobre todo, fascinante.
Recuerdo a Gustavo, ya maduro, en los años 70; siempre dispuesto a ayudar. Elda Cento lo admiraba y experimentó, como yo, gran alegría por su nombramiento como Historiador de la Ciudad, título que casi no pudo estrenar. Cerró una era de intelectuales autodidactos. Llevaba una cátedra consigo.
Lamento no haberlo conocido, apenas lo vi una vez, y ahora, al preparar la página de autor me sorprendió saber que murió antes de cumplir los sesenta años. La devoción con que siempre he escuchado hablar de él, sobre todo a Elda Cento, la vastedad de sus estudios y ese archivo suyo del que he oído maravillas, me hacían imaginar a alguien mucho mayor, incluso fue la percepción que tuve cuando coincidí con él una tarde en Centro Guillén.
Son escasas las investigaciones acerca de la Conspiración de los Caleseros, una importante página en la lucha de los camagüeyanos por la abolición y la incorporación de esclavos y libertos al proceso independentista. Se debiera divulgar ampliamente la liberación de sus esclavos, por Joaquín de Agüero, en 1843; la Conspiración de los Caleseros aquí mencionada; los dos sargentos negros inseparables escoltas del Mayor, Lorenzo Varona y Ramón Agüero, ambos participantes en el Rescate de Sanguily; la colocación de los restos del sargento negro Gabino de Quesada, otro de los héroes del Rescate de Sanguily, en el panteón de los Marqueses de Santa Lucía y su familia, ordenada por Salvador Cisneros Betancourt, de quien fue escolta. Son momentos relevantes de una larga lucha que tiene su máxima expresión cuando el Comité Revolucionario de Puerto Príncipe, antes de la Asamblea de Guáimaro, redactó un renglón inmortal: Se declara abolida la esclavitud. Así, con esa brillante sencillez; lástima que sea poco divulgado.
Comentarios
Lourdes Gómez
3 años´Poquísimos trabajos de Gustavo he podido leer; sería muy bueno que alguien se dedicara a recopilarlos...
María Antonia Borroto
3 años@Lourdes Gómez Sería excelente. Hasta conseguir su foto para la página de autor nos resultó un poco complicado. Tenemos pendiente registrar el periódico Adelante y encontrar los tesoritos que fue desgranando. Su sección "Mis queridas calles camagüeyanas", en Panorama (si la memoria no me falla) era muy popular. Me recuerdo leyéndola siendo muy jovencita. El Camagüey tiene muchísimo trabajo por delante... Y creo que, afortunadamente, por mucho que logremos atesorar siempre será muchísimo más lo que estará esperando por su publicación. La tarea es compleja y, sobre todo, fascinante.
Leopoldo Vázquez
3 añosLinda historia continuen con estas de generales camagueyanos. Gracias
María Antonia Borroto
3 años@leopoldo vazquez Lo intentaremos. Gracias por el aliento.
Ernesto Piñero
3 añosRecuerdo a Gustavo, ya maduro, en los años 70; siempre dispuesto a ayudar. Elda Cento lo admiraba y experimentó, como yo, gran alegría por su nombramiento como Historiador de la Ciudad, título que casi no pudo estrenar. Cerró una era de intelectuales autodidactos. Llevaba una cátedra consigo.
María Antonia Borroto
3 añosLamento no haberlo conocido, apenas lo vi una vez, y ahora, al preparar la página de autor me sorprendió saber que murió antes de cumplir los sesenta años. La devoción con que siempre he escuchado hablar de él, sobre todo a Elda Cento, la vastedad de sus estudios y ese archivo suyo del que he oído maravillas, me hacían imaginar a alguien mucho mayor, incluso fue la percepción que tuve cuando coincidí con él una tarde en Centro Guillén.
Gaspar Barreto Argilagos
3 añosSon escasas las investigaciones acerca de la Conspiración de los Caleseros, una importante página en la lucha de los camagüeyanos por la abolición y la incorporación de esclavos y libertos al proceso independentista. Se debiera divulgar ampliamente la liberación de sus esclavos, por Joaquín de Agüero, en 1843; la Conspiración de los Caleseros aquí mencionada; los dos sargentos negros inseparables escoltas del Mayor, Lorenzo Varona y Ramón Agüero, ambos participantes en el Rescate de Sanguily; la colocación de los restos del sargento negro Gabino de Quesada, otro de los héroes del Rescate de Sanguily, en el panteón de los Marqueses de Santa Lucía y su familia, ordenada por Salvador Cisneros Betancourt, de quien fue escolta. Son momentos relevantes de una larga lucha que tiene su máxima expresión cuando el Comité Revolucionario de Puerto Príncipe, antes de la Asamblea de Guáimaro, redactó un renglón inmortal: Se declara abolida la esclavitud. Así, con esa brillante sencillez; lástima que sea poco divulgado.
Leopoldo Vázquez
2 añosEl Camaguey tiene una historia hermosa hay que seguir escribiendola , es necesario , hace falta.