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Misiva práctica

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Misiva práctica

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Mi Carlos del alma, mi único mío: me sorprende agradablemente que Papá te haya estado hablando prácticamente… eso me hace pensar. Es necesario que le sigas el sesgo a la tela, es decir que procures darle por la vena del gusto hablándole de tus proyectos y de tu resolución de trabajar. ¿Acaso no la tienes?… Pues háblale, hazle comprender que eres capaz de conquistarte un puesto entre los hombres prácticos. Sería tan conveniente que él te fuera conociendo desde ahora! Cuánto subirías en su aprecio! La próxima vez que lo veas dile que te piensas buscar un porvenir y abrirte paso y realizar una carrera. Piensa que es el único medio que tienes de conseguir el consentimiento de marras. Haz esto; sigue este consejo. Trata de parecer ante él lo menos bohemio posible. ¿Me comprendes? Nada de entusiasmos por la morfina, la neurosis, los desequilibrios, ni los bardos despreocupados.… Fíjate en esto. Todo eso le da a él muy mala espina y lo convence de que no debe acceder a mis inclinaciones. Trata de parecer delante de él como un sujeto práctico, serio, y lo menos poeta posible. Te doy este consejo porque lo juzgo de trascendental importancia. Yo conozco a Papá. Es demasiado padre, para que no le horrorice lo que nosotros llamamos soñar y las personas serias denominan holganza. Está en su derecho. Y nosotros también estamos en el nuestro luchando por conseguir nuestros ideales. Sentado este principio, queda convenido que le hablarás de tus proyectos….. Es decir de los proyectos puramente prácticos porque los otros….. ¡Je! ¡Dios te libre todavía! Pueden venir el jueves. Ven en el tren de las siete….. Él probablemente comerá afuera (¡tú lo sabes!) y nosotros comeremos temprano. Trae al simpatiquísimo Oscar Held. Y a propósito, cuándo está listo ese retrato? Dile que te ponga como tú eres conquistador y venenoso….. ¿Eh? Yo pienso retratarme pronto… es una lástima que no salga nunca bien en ningún retrato. Me pasa lo que a Pereira que siempre sale….. mejor de lo que es. No se lo digas. Espero que el jueves hablaremos con libertad….. Únicamente tiemblo por las indiscreciones de mi familia que a veces en su conversación general revelan cosas que no tienen….. importancia, pero que preocupan……. ¿no?....... Mira que la otra noche estuvieron oportuno (sic) con lo del……. eh? Me dio una rabia! En fin tú sabes a qué atenerte. ¡Tomara yo tener las seguridades que tú tienes! Dice la espiritual Tomasa que no acepta tus proposiciones de matrimonio…… Que tus cartas son muy bonitas pero que eso hay que pensarlo mucho…… Tiene razón! Dios la libre de hacerte caso.—Elena…. leyó llorando la carta de Choncho. La verdad es que la tal carta es una ráfaga de incienso, una espiral de fragancia de amor capaz de desvanecer a cualquiera…… Y ella la pobrecita lo quiere a él tanto, tanto…. En su personalísmo se atreve a decir que quiere a su Fritz más que yo a ti… ¡digo..! ¡Como si fuera tan fácil que dos seres se quieran más que nosotros! Lola desolada…. la pobre! No hace más que llorar desde que recibió tus líneas. Ha tenido que fingirse enferma para disimular pero es que lo está realmente. ¡Pobre Pepe!

Mucho me aflige lo que me dices de la impresión que te produjo mi carta de lágrimas, si yo hubiera podido adivinarlo no te la hubiera mandado. Te ruego que no [palabras ilegibles] con lágrimas…. son las más dulces que he vertido en mi vida. ¡Llorar por ti! ¿Sabes lo que es eso…. no sufras! Te lo ruego. Quisiera tener que rogarte siempre. Como te dije la otra noche no puedo mandarte……. Cada vez que te hablo, “mi vehemencia loca— presta a mi acento la inflexión del ruego— y toda la ternura de mi alma— sube como un abrazo hasta mi boca— y hace correr mis lágrimas de fuego”. Nunca me implores. ¿No eres mi dueño? ¿no eres mi ídolo? Dame el gusto de ordenarme algo…… Algo que no sea el eterno “cuídate”…… porque eso me lo ordenas por mi bien y no tiene gracia. Mándame, pídeme, ordéname algo en que yo tenga que sacrificarme. Anhelo sufrir por ti. Los sufrimientos que tú puedas causarme me parecen gloriosos. Así pues no te entristezcas por mis tristezas. Ellas son mis consuelos….. menos cuando me las causan tus inclinaciones por las caras bonitas….. Sufro tanto entonces! ¡Oh los imposibles! En fin. No evoques el pasado…. Siempre se sufre mucho en ese escrutinio doloroso. ¡Ay!.... Yo te amo te adoro parnasiano de mi corazón. Carlos de mi alma, ¡qué anhelo tengo de verte! Y ahora en vez de estrecharte entre mis brazos te envuelvo en una “clámide escarlata” y en lugar de cubrirte los ojos de besos, coloco sobre ellos una tornasolada y etincelante pluma de pavo-real. En vez de mandarte mi alma te enviaría (si lo tuviera) “un brazalete de oro constelado de brillantes zafiros y rubíes”. Óyeme: cambiarías mis besos por los biombos ricos, por los diamantes más claros, por los marfiles mejor burilados….? Respóndeme esta pregunta y recibe un zafiro y un chal de brocado que te mando con el brazalete. Yvone.

Tomado de Epistolario I. La Habana, Academia de Ciencias de Cuba, Instituto de Literatura y Lingüística, 1966, pp.425-426.

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Comentarios
María Antonia Borroto
3 años

Una lectura apresurada podría suponer que una misiva como ésta no cabría en El Camagüey. La hemos incluido porque ella nos muestra cómo Juana Borrero veía a su padre, el severo y amoroso Esteban Borrero, opuesto a su noviazgo con Carlos Pío Urbach. Aparece aquí Juana en una actitud, como bien dice ella, muy práctica: aconseja a su novio cómo conquistar a un padre celosísimo, algo que todas, alguna que otra vez, hemos tenido que hacer, tengamos la edad que tengamos... Carta apasionada, con una puntuación peculiar (los signos suspensivos aparecen así, tal como fuera transcrita, en la edición del Epistolario), con silencios, sobreentendidos... Carta apasionada como todas las de Juana, misterio nuestro.

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María Antonia Borroto
3 años

Veamos otra carta de Juana, una muy especial: la que contiene una suerte de catecismo: (7 de diciembre, 1895) A mi amado Oraciones Amor mío y eterno dueño, único hombre y Dios verdadero; amado y redentor mío, por ser tú quien eres, porque te amo sobre todas las cosas, te ofrezco mi vida, pensamientos y ensueños en satisfacción de todos tus pesares, y propongo firmemente ser tuya y confesarte que te adoro; y como confío en tu infinito amor y fidelidad espero que me darás gracia para amarte y perseverar en tu culto hasta el fin de mi vida. Amén. Acto de fe Creo en Carlos triste, Creo en Carlos puro, Creo en Carlos mío, tres personas distintas y un solo Dios verdadero. Creo que amó, padeció y murió debajo del poder de… y que resucitó por obra y gracia mía, de entre los muertos! Que subió a los cielos del amor y que está sentado a la diestra de su Juana todopoderosa… Acto de esperanza Espero, eterno dueño mío, en tu infinita, que por los merecimientos de mi pobre alma que tanto ha sufrido, me perdonarán siempre todo aquello que pueda yo decir involuntariamente y que te ofenda. Espero que me amarás eternamente y que me concederás la dicha perdurable. ¡Así sea! Te besa tu Juana Mi decálogo El primero, amarte sobre todas las cosas. El segundo, no jurarte santo amor en vano. El tercero, santificar las fiestas… donde tú vayas. El cuarto, obedecer padre y madre… a veces. El quinto, no herirte de palabra ni de pensamiento. El sexto, no traicionarte… El séptimo, cuidarme… El octavo, no decir nada mortificante ni mentir… El noveno, no mirar al hombre de mi prójima. El décimo, guardar la fe jurada. —Los tres primeros pertenecen a la dicha tuya, y los otros siete a mi dicha. Estos diez preceptos se encierran en dos: en honrarte y amarte sobre todas las cosas, y en ser tu Juana eternamente, amén. Los artículos de la fe son catorce. Los primeros son éstos: El primero, creer en un solo amor todopoderoso. El segundo, creer que eres grande. El tercero, creer que eres puro. El cuarto, creer que me amas. El quinto, creer que eres creador. El sexto, creer que eres salvador. El séptimo, creer que eres redentor. Los otros siete son estos: El primero creer que sufriste. El segundo creer que eres dichoso. El tercero creer que eres fiel. El cuarto creer… que descendiste a los infiernos de donde fui a sacarte. El quinto creer que resucitaste a la dicha. El sexto creer que subiste al cielo de mi amor. El séptimo creer que serás siempre mío. —Juana En el propio Epistolario se nos advierte que "esta especie de Catecismo amoroso está escrito en una página arrancada de un ejemplar de Gemelas correspondiente a la portadilla interior de la sección de Carlos Pío".

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María Antonia Borroto
2 años

Y también me gustaría compartir este poema que le dedicara Cintio Vitier: A Juana Borrero (leyendo sus cartas de amor) ¡Juana Ígnea ¡Isolda nuestra! ¿Quién eras? ¿Dónde estás? Siento en tus cartas el olor astralmente salvaje de la carne de tu alma. Tu alma fue tu carne. Por eso no podías vivir. Tu corazón fue tu atmósfera. Por eso el amor en tu boca era la Zarza ardiendo en el desierto. Si la Otra murió quemada sin querer tú tenías que quemarte de querer. ¿Qué querías tú? Arder era tu sino. Tu amor el fuego. ¡Eloísa, Julieta en una llama! ¡Juana en tu hoguera, sin más voces que los sueños fatídicos cercándote, sin más rey que una brasa en el desierto! ¡Ah, no puedo resistir tu retrato de hurí fascinadora, de brasa en agonía, lirio tostado por el absoluto, Madre imposible, Criolla del Espíritu! ¡El desmayo, el ensueño de la Fuerte! ¡Dominadora dominada por la flor de Titania! ¿Quién eras? ¿Dónde estás? Virgen trágica, nombrada igual que Cuba De la estirpe de Juan, el Águila de Patmos, paloma tú de Cuba, apocalíptico holocausto del amor ¡Ígnea! ¡Más que Isolda! ¡Juana! ¡Muerta en el arenal donde nací!

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Elinor Pérez
2 años

Cada época tiene jóvenes bohemios que hacen sobresaltar a los padres de muchachas solteras, en este caso Carlos Pío Urbach. Juana, graciosamente también lo llama "parnasiano" en una persuasiva carta con todo el ornato y colorido del modernismo, en franco rechazo al edulcorado romanticismo. Sin embargo, la muerte de su amado en combate parece el desenlace de una novela romántica porque junto al pecho ensangrentado del joven estaban los versos que ella le entregara como despedida.

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