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La Fiesta del Árbol por la Escuela Nocturna “Carlos Manuel de Céspedes”

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La Fiesta del Árbol por la Escuela Nocturna “Carlos Manuel de Céspedes”

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Hemos tenido la oportunidad de conocer el informe de la “Fiesta del Árbol” que la Sra. Dolores Salvador de Lafuente ha rendido a las autoridades escolares acerca del simpático acto, y por tener números muy originales y a la vez para alentar a una de nuestras colaboradoras a que siga procurando triunfos para su escuela lo damos a continuación en la seguridad de que nuestros lectores lo acogerán complacidos.

Dice así:

Señor:

Tengo el honor de informar a usted que la escuela nocturna Carlos Manuel de Céspedes”, en cumplimiento de las disposiciones en vigor ha celebrado la “Fiesta del Árbol”, de la manera siguiente:

En la Quinta “Simoni”, antigua residencia de doña Amalia Simoni, esposa del mayor General Ignacio Agramonte existe una planta de mamey colorado que según consta en el libro titulado Ignacio Agramonte en el vida privada escrito por Aurelia Castillo de González, basándose en narraciones que exprofeso le hacía la Sra. Simoni, procede de un hermosísimo mamey que durante la guerra Ignacio Agramonte le llevó, de cuyo fruto ella conservó esa simiente en sus largas peregrinaciones hasta que pudo plantarla en su residencia.

Dolores Salvador con alumnos y algunos de sus hijos.
Tomada de Dolores Salvador. Maestra de maestras, de Alma Flor Ada.

Hoy es la Quinta “Simoni” propiedad y residencia de la maestra que suscribe, y al conocer la historia del árbol que se levanta junto a su hogar, se propone dedicarle la atención que merece, ya que el germen de esa planta estuvo en la mano leal y noble del primero entre los camagüeyanos, ya que el hallazgo del hermoso fruto fue para él motivo de alegría, puesto que le daba la oportunidad de llevar un presente a su amada, en una de las deliciosas treguas durante la guerra, ocasión en que volaba a su hogar dulce y querido: “El Idilio, allí donde otra vez le llevó también como tierno obsequio una paloma, herida en los últimos tiros de una refriega.

Fue allí, bajo ese mamey de ramas desnudas, cubierto de plantas parásitas, donde la escuela “Carlos Manuel de Céspedes” inició su “Fiesta del Árbol”.

La bandera de Céspedes, entre un ramo de rosas, en manos de la alumna Dídima Argilagos, abría la marcha; tras ella dos alumnas portaban lindas guirnaldas de flores; seguían las otras alumnas llevando extendida la bandera nacional de grandes dimensiones que ha sido adquirida y confeccionada por las alumnas y la maestra, que se estrenaba en ese acto; tras la bandera completaban la fila las restantes alumnas hasta la cifra de treinta y cuatro. Las que portaban la bandera y las de la fila llevaban también todas grandes ramas verdes cubiertas de flores.

Las alumnas se formaron correctamente en círculo bajo el árbol protegido. Previamente se habían extirpado las plantas espontáneas, en gran radio, y removido la tierra en la proximidad del árbol.

Las alumnas cantaron el Himno Nacional y la niña Virginia Lafuente, hija de la maestra, regó el árbol.

La maestra pronunció una “Oración a la bandera de la escuela Carlos Manuel de Céspedes” que se estrenaba en aquel momento.

La alumna Estrella Recio recitó la poesía de Bonifacio Byrne “A la bandera cubana”.

Después [el resto] de la escuela desfiló en redor del árbol dirigiéndose hacia el centro de la plaza de la Habana que está frente a la Quinta citada, en cuyo sitio se plantaría una yaba procedente de la Granja Agrícola, cuyo árbol se dedica a Ignacio Agramonte.

La alumna Dídima Argilagos pronunció la “Plegaria del Árbol” que esculpida en placas de esmalte por acuerdo del Consejo Municipal de Argamil (Portugal) figura en los árboles más visibles de sus parques y carreteras.

La niñita, Alma Lafuente, hija de la maestra, plantó la yaba, árbol cubano que perpetuará el recuerdo de nuestro Bayardo, de nuestro “diamante con alma de beso” como dijera Martí, frente a la mansión donde él sintió gratas emociones junto a la compañera de su vida.

La alumna Inés Santana pronunció la “Plegaria del Árbol”, adaptada a Cuba por el Superintendente Provincial de Escuelas de Matanzas, Dr. Leopoldo Ruiz Tamayo, y que las Asociaciones Escolares de Matanzas Protectoras del Árbol, imprimieron en cartulinas para fijar en lugares visibles de dicha provincia el 20 de mayo de 1920.

La alumna Ramona Santana recitó la poesía de Kilmer “Al Árbol”, traducción de Mariano Brull.

La alumna Cruz Varona leyó el “Romance Histórico” de Medardo Lafuente que relata la vida de Ignacio Agramonte.

Fue cantado de nuevo el Himno Nacional.

Y en tanto el Sr. Medardo Lafuente exhortaba en lenguaje sencillo a un grupo de niños del barrio que espontáneamente concurrieron, a que fueran ellos los amigos y fieles guardianes del arbolito, la escuela desfiló ante éste, dirigiéndose a la plaza de Charles A. Dana para en acción fraternal acompañar a las otras escuelas públicas que allí celebraban también la “Fiesta del Árbol”.

Terminado en ese lugar el lucido acto, nos encaminamos por la calle de Independencia a visitar la estatua de Agramonte para presentar ente el héroe, en su primera salida, la bandera de nuestra escuela, en noble ansia de su bendición cívica, que el parecía otorgar, brazo en alto, sosteniendo la espada, mientras le ofrendábamos todas las flores de nuestras guirnaldas.

Después la escuela desfiló en torno de la estatua y se disolvieron las alumnas.

La escuela nocturna “Carlos Manuel de Céspedes” una vez más y en múltiple forma ha respondido a su lema “Sembrar”. La escuela ha tenido la satisfacción de oír durante su desfile frases encomiástica que bondadosamente ha recogido también la prensa; y como ello contribuye a que se logre para la escuela pública en general la alta e inapreciable estimación del pueblo, deber que concretamente nos fija nuestro Reglamento, parece justo que los centros y autoridades que regulan la marcha de los planteles de enseñanza conozcan en detalle los actos de trascendencia que realizan. Tal concepto nos impulsa al dar a usted, superior autoridad, el presente informe.

Cortés y respetuosamente,

Dolores Salvador Lafuente
Maestra

Dolores Salvador y Medardo Lafuente junto a alumnos de la Escuela Carlos Manuel de Céspedes.
Tomada de Dolores Salvador. Maestra de maestras, de Alma Flor Ada.


Oración a la Bandera de la Escuela Carlos Manuel de Céspedes


Bandera de nuestra Escuela:

Eres la hija de nuestra idea y de nuestro Esfuerzo: eres engendro de nuestro Sentimiento.
Fuiste Aspiración querida, hoy eres Realidad tangible.
Bandera de nuestra Escuela, te saludamos reverentes.
Te acatamos respetuosas como símbolo de nuestra nacionalidad.
Bandera de nuestra Escuela, queremos que tus pliegues cobijen nuestras cabezas en los momentos en que ávidas de saber, buscamos la Verdad en la Ciencia y cuando cultivamos el campo de nuestros sentimientos.
Hacemos de ti el testigo de nuestras ansias de progreso y de nuestro anhelo de perfección.
Sé escudo contra el desaliento.
Sé lábaro sagrado que nos guíe por la senda del deber.
Mirando tu estrella no repararemos en los guijarros del camino. El rubí de tu triángulo será manantial de energía, símbolo potente de vigor que repare la vitalidad perdida. El azul sereno de tus franjas hará más firmes nuestros ideales y ahondará la pureza de nuestras intenciones. El color blanco que ostentas, emblema será de paz y de bondad.
Nosotras queremos verte erguida majestuosa en todo acto de civismo que realice el Camagüey.
Te miraremos desfilar con orgullo cuando el ciudadano reclame el ejercicio de un derecho o cuando el ciudadano acuda al cumplimiento de un deber.
Has de participar de los actos solemnes en que vibre y palpite el alma de nuestro amado Camagüey, cuna excelsa de los Agramonte y Agüero.
Queremos verte generosa, cual palio tricolor, cubriendo a hermanos unidos en amorosa fraternidad.
Cuando tú pases, los ciudadanos educados, descubriéndose, te rendirán pleitesía; acatarán con respeto tu majestad solemne.
Por sobre las muchedumbres te erguirás como una diosa, dominante y triunfadora.
Y oye bien, bandera de nuestra Patria, nosotras queremos ver siempre sola tu estrella, linda como Venus al nacer el Alba. No queremos que te fusiones con ninguna otra constelación por refulgente que aparezca. Te queremos como el símbolo de un pueblo absolutamente libre, absolutamente dueño de sus destinos, independiente en forma y en esencia.
Que durante tu existir jamás te horade la silbante bala, porque sea tu época era de tranquilidad y de progreso.
Si queremos que escuches el fragor de la Industria: que veas inclinarse la espalda del cubano hacia el surco fecundo: y que hasta en el más lejano confín de nuestra Patria se levante la escuela como un faro...
Has surgido en época de paz: ¡Que la paz, suprema riqueza del hombre, sea siempre contigo, bandera de nuestra escuela!

La Quinta Simoni a inicios del siglo XX. 
Cortesía de Pável García.

Publicado en la Revista de la Asociación Femenina de Camagüey. Tomado de Alma Flor Ada: Dolores Salvador. Maestra de maestras. 2da edición. San Rafael, CA, Mariposa Transformative Education Service, 2017, pp.134-144.

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Comentarios
El Camagüey
3 años

En "Dolores Lafuente. Maestra de maestras", Alma Flor Ada también incluye este hermoso testimonio de Mireya Lafuente, hija de Dolores Salvador y Medardo Lafuente, incluido antes en su libro "Recuerdos", del que muy pronto tendremos una muestra en El Camagüey: La bandera de la Escuela Carlos Manuel de Céspedes. "Un ejemplo del entusiasmo que mamá sentía y sabía infiltrar en los demás cuando algo le interesaba, fue cómo logró ella que su escuela tuviera una linda bandera. "Dio clases preciosas sobre la bandera cubana: su historia, su heráldica. Habló mucho de lo que significa para cada nación su bandera, qué usos tiene. Dio lectura a anécdotas interesantes acerca de banderas. "Después de sus clases había que amar de verdad la bandera cubana. "Nos enseñaba himnos, canciones escolares y poesías sobre nuestra bandera. Algunas alumnas memorizaban las poesías y las decían los viernes, durante el saludo semanal a la bandera. "En las clases de Dibujo Lineal nos enseñó a resolver problemas que nos permitieran dibujar la bandera con las proporciones adecuadas. Por ejemplo, dividir una línea en partes iguales. Se requería dividir en 3 y en 5 partes el ancho de la bandera. Teníamos que trazar un triángulo equilátero y hallarle el centro y poder trazar una estrella de cinco puntos. Cada alumna dibujaba una bandera con las proporciones oficiales. "Sembró la idea de que debíamos luchar por conseguir que nuestra escuela tuviera una buena bandera. Habló de la importancia de la colaboración, de la unión, de cómo con un pequeño esfuerzo de muchos puede conseguirse algo de mucho mérito, algo muy valioso. Y sugirió cómo entre todas las alumnas podíamos llegar a tener la mejor de las banderas de una escuela. Así condujo a las alumnas para que la escuela tuviera aquella bandera anhelada. "Organizó una comisión de alumnas para que fueran a la tienda de telas “La Violeta” y les explicó cómo debían desenvolverse y qué puntos debían mencionar. Ellas hablaron con el dueño de la tienda y le explicaron que querían obtener el material necesario para confeccionar la bandera. Llevaban calculada la cantidad de tela de cada uno de los tres colores que necesitaban. Además mostraron una nota escrita por mamá acerca de la noble misión que llevaban. Y consiguieron la mejor calidad de tela a un precio muy rebajado. Y les entregaron las telas para que fueran pagadas después. "De allí se fueron a la Juguetería “El Rincón” y en la misma forma consiguieron una muñeca preciosa, grande, con articulaciones en los distintos segmentos de las extremidades, abría y cerraba los ojos. Aquella lindísima muñeca estaba predestinada a ser muy dichosa y afortunada. Naturalmente que estos comerciantes tenían la garantía que la maestra de aquellas muchachas era Lola Salvador. "Ya con la muñeca en el aula, mamá les sugirió a las alumnas que debían acrecentar el valor de la muñeca dotándola de un bonito ajuar, haciéndole distintas piezas de vestir. En una semana aquella muñeca contaba con vestidos muy variados y ropa interior, suéters, sombreros, ropa de dormir, medias, y en fin muchas más cosas que las que se pensó tener. "El paso siguiente fue organizar la rifa de la muñeca. Había que lograr el dinero para pagar el material con que se haría la bandera más el costo de la muñeca. "Aquellas muchachas parecían niñas, probándole a la muñeca aquellas prendas de vestir. Cada una se sentía madrecita y dueña de la muñeca. "En pocos días ya se habían vendido todas las papeletas y desde luego que no hubo alumna que no comprara su propia papeleta. Saldaron la deuda y pasaron a la confección de la bandera. "La muñeca se la sacó una de las alumnas de apellido Torné y le puso de nombre Lolita. "Las alumnas que sabían coser se brindaron a hacer la bandera. Se reunieron en la Quinta Simoni bajo la dirección de la maestra y durante algunos fines de semana hicieron la bandera cubana más linda que había en Camagüey. "Quedó establecido en la escuela el saludo a aquella bandera todos los viernes. La colocaban frente a una pared del aula y todas las alumnas desfilaban frente a ella. "Delante de aquella bandera se dijeron muchas cosas hermosas. Cantábamos himnos. Se recitaron numerosas poesías. Se dijeron pensamientos de nuestro apóstol José Martí. Cada una de las alumnas decía qué acción buena había hecho aquella semana. Esa bandera fue testigo y oyente de preciosos consejos, de anécdotas de alto sabor espiritual, de clases llenas de luz, de vida, de entusiasmo, de fe y de sabiduría. "En los desfiles escolares que anualmente se organizaban el 28 de enero, por ser el natalicio de José Martí, la bandera de referencia llamaba mucho la atención y ganaba muchos aplausos. La escuela la llevaba en forma horizontal, extendida, y varias alumnas la sostenían por los bordes de los cuatro costados. "Aquella bandera fue uno de los grandes orgullos que tenía aquella escuela de alumnas de origen humilde, pero que, bajo la dirección de mamá se cultivaron y eran seres que vibraban, que luchaban por superarse, por ser útiles y que disfrutaban reconociendo ser buenas ciudadanas." Tomado de Dolores Lafuente. Maestra de maestras, ed,cit., pp.202-207.

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Alma Flor Ada
3 años

@El Camagüey Muy agradecida Maria Antoia por haber incluido en El Camaguey esta informacion sobre Dolores Salvador.

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María Antonia Borroto
3 años

Leyendo el recuento de la Fiesta del Árbol he recordado un periódico dedicado a Martí y editado por los niños de una escuela pública de Esmeralda a finales de los años treinta o inicios de los cuarenta. La directora del periodiquito, así le llamaba ella, fue Irma Trujillo Prieto, mi mamá. Debe haber tenido entonces unos diez años. Fue su única incursión en la letra impresa, motivada, me imagino, por su maestra María Luisa, de quien siempre habló con mucho cariño, una de esas maestras normalistas a las que aún no hemos reconocido como es debido. De más está decir que el periódico, amarillento, medio rotico ya, está muy bien guardado. Fue hecho en la imprenta de los Soler. Los más viejos de Esmeralda saben de quienes hablo.

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Alma Flor Ada
3 años

@María Antonia Borroto Veo que "de raza le viene al galgo..." Que hermoso que tu labor sea una continuacion del sueno, no por infantil menos significativo, de tu madre, escritora infantil. Gracias por compartir esta informacion y por tu deseo de reconocer a las maestras normalistas.

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Alma Flor Ada
3 años

@María Antonia Borroto Sobre las normalistas: Mis padres, deseosos de darme la mejor educacion, me enviaron a distintos colegios en Camaguey. Fue una experiencis dificil ser siempre la nueva alumna en un colegio donde no conocia a nadie, ni estaba al tanto de los usos del lugar. Y mi educacion infantil fue en realidad dificil y un tanto amarga para mi... hasta que en el Sexto Grado, conscientes de que la mejor maestra posible para ese grado estaba en la Escuela Anexa a la Normal me inscribieron en esa extraordinaria escuela publica, la mejor que hubiera podido tener. Dirigida por Luz Cebrian Ferrer, la escuela era un verdadero modelo de atencion y cuidado a cada alumno o alumna, de gozo en el aprendizaje y en el ser. La mayoria de los alumnos en esta escuela publica procedian de hogares humildes, pero con que dignidad, seguridad en si mismos y alegria crecian en ese ambiente. Tuve por maestra a la Dra. Rosa Maria Peyrellade... a quien vivire agradecida toda la vida y cuyo ejemplo ha sido siempre modelo inspirado en mi larga carrera de formacion de educadores. La labor de la Escuela Normal de Camaguey era excelente. Las alumnas tenian la opotunidad de observar las clases de las maestras de la Escuela Anexa, de ofrecer sus propias clases bajo su tutela y de recibir sus sugerencias y guia. Asi se formaban las normalistas bajo dos grupos admirables, sus profesores, de gran preparacion y las maestras de la Escuela Anexa que sabian demostrar a diario los principios teoricos presentados por los profesores, anadiendoles su ejemplo de verdadera vocacion.

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Alma Flor Ada
3 años

@María Antonia Borroto Mas sobre las normalistas: Tuve el privilegio (en gran parte gracias a becas de trabajo) de estudiar a nivel universitario en los Estados Unidos, en Espana, en el Peru. A lo largo de esos muchos anos, incluido post-doctorado en Harvard, tuve el privilegio de estudiar y gozar del apoyo de algunos grandes maestros, de gran renombre, por todos siento gran deuda de gratitud, la mayor la reservo para mi maestra de sexto grado de la Escuela Normal de Camaguey, la Dra Rosa Maria Peyrellade.

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Jaine Labrada Ching
3 años

Profunda, patriótica, valiosa esta oración a la bandera de la Escuela Carlos Manuel de Céspedes!! Muy emocionante la inspiración que despierta.

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Jaine Labrada Ching
3 años

Muy hermosa la Fiesta del Árbol. Me encantó conocer esta original actividad. Gracias doy por tanto aporte familiar a la que siempre será nuestra ciudad agramontina.

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Abdel Martínez Castro
3 años

Primera vez que leo "en redor", lo incorporaré, jejeje. Qué tiempos aquellos en que un maestro era un intelectual, un modelo de cultura, virtudes y responsabilidad.

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Alma Flor Ada
3 años

Encontré este artículo en la Revista de la Asociación Femenina en un viaje a Camagüey en 2018, tenia ya 80 años cuando las historias familiares cobraron una nueva dimensión al verlas escritas detalladamente. Estaba en la Quinta Simoni, la casa amada donde nací, con mi sobrina Virginia de Miranda Roure. En el salon que fue el comedor en tiempos de mi infancia le lei el articulo, mientras ella escuchaba absorta mi lectura nuestros ojos se inundaban de lagrimas, a ratos me faltaba el aliento, por la emoción profunda. No había cumplido los cuatro aNos cuando murió mi abuela, Dolores Salvador, pero fueron suficientes para conocer la fuerza de su espíritu, para que hubiera dejado ya sembrados para siempre en mi todos los pensamientos que expresa su oración a la bandera. Y qué ternura leer sobre la niñita Alma Lafuente, porque esa niñita había sido mi propia madre.

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Alma Flor Ada
3 años

Esta sencilla reflexión es para reconocer el valor de la letra escrita, su capacidad de perdurar y reconstruir el pasado... y agradecer a la labor magnífica de El Camagüey de regresar a esas palabras escritas para que podamos revivir nuestro pasado o llegar a conocerlo por primera vez. Gracias, María Antonia.

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María Antonia Borroto
3 años

@Alma Flor Ada Gracias a usted por estas bellas remembranzas.

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Javier Vázquez
3 años

@María Antonia Borroto Mi admiración por El Camagüey y por ti crece constantemente. Estás haciendo un trabajo formidable. Las universidades deben incorporar estos textos a sus bibliografías, complementarían los textos y perspectivas de los planes de estudio, a veces muy deficientes.

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María Antonia Borroto
3 años

@Javier Vázquez Gracias. El Camagüey me envuelve. Y tienes muchísima razón: sería magnífico lograr que estos contenidos se incorporaran a la docencia.

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Javier Vázquez
3 años

@María Antonia Borroto Mi admiración por El Camagüey y por ti crece constantemente. Estás haciendo un trabajo formidable. Las universidades deben incorporar estos textos a sus bibliografías, complementarían los textos y perspectivas de los planes de estudio, a veces muy deficientes.

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Pavel Revelo Álvarez
2 años

Estoy conmocionado con este trabajo por las expresiones nacionalistas en la escuela republicana, más evidente en las escuelas públicas, aunque las privadas estaban también obligadas a cumplir con determinadas disposiciones nacionales como la jura de la bandera y la presencia de la enseña patria en varios lugares del colegio. ¿Creen que ante soberbio reconocimiento y respeto por este símbolo no se movía el sentimiento del amor? Mary adoré este artículo. Gracias por estas delicadezas.

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