Loading...

Carta a Julián del Casal (27 de mayo de 1891)

8

Carta a Julián del Casal (27 de mayo de 1891)

8

Mayo 27 de 1891
Mi generoso amigo:

Si dijera a usted que la publicación del soneto de mi niña me ha causado profundo y penosísimo disgusto no exageraría, ciertamente el sentimiento que me produjo la lectura de la crítica por todo extremo depresiva que de la composición hace el «Gil Blas» César de Madrid. Ni la niña pensó nunca ni quise yo que viese la luz ese juguete literario; bien sabe usted que no cedí a las benevolentes insinuaciones suyas, como no cedí ante las de Justo de Lara, que quería publicarlo haciéndolo preceder de un estudio literario serio. Mis versos para mí han sido siempre cosa íntima; solo a mis amigos los he mostrado y este sentimiento de reserva me subía de punto al pensar en la publicación de los primeros versos de un hijo mío; de una niña casi, pues no cuenta más que 13 años de edad; y no hubiera querido dar a nadie el derecho de lastimar su personalidad artística —para mí deficiente y todo—, muy cara. Conociendo como conozco las corrientes de crítica espuria que circulan hoy entre nosotros, hubiera querido esconder esos ensayos literarios, que revelan sin duda alguna, facultades excepcionales, pero que no han alcanzado ni pueden prometer su madurez a los 13 años. Mostré a usted los versos; los conoció Pepito de Armas, como los había oído Varona en la intimidad llena de reservas, deferente a la sincera amistad que nos une. ¿Cómo fueron a parar a un álbum de donde alguien los tomó para publicarlos? Lo diré a usted: la Srta. Cecilia Arizti tuvo la bondad de pedirme un paisaje pintado por mi niña y ésta en el momento de ofrecérselo me pidió permiso para dedicar a la Srta. Teresa el soneto que desde entonces poseía. Gustó a Sanguily como había gustado a usted la composición; y yo entendí que no pasarían de allí; de lo demás nada puedo decir a usted porque no he visto desde aquel día al Sr. Sanguily ni conozco siquiera al Sr. Codina por usted mencionado. No he visto tampoco el número de La Habana Elegante en que aparece inserto el soneto pues los números del periódico que usted dice haberme enviado no han llegado todavía a mis manos. Yo no he hecho saber a la niña que su composición ha sido objeto de severa censura; y he de ocultárselo para ahorrarle la natural desazón que habría de experimentar con ello; que goce, por otra parte, de su triunfo el crítico, ya que no solo me está vedado a mí el salir en defensa de mi hija, sino aun pudiendo hacerlo, no sabría cómo en el terreno de esa crítica, profundamente antipática para mí, y que no quiero ni debo juzgar ahora. Consuélame del disgusto que este accidente me ha hecho sufrir la seguridad que tengo que ni la niña ni yo lo hemos provocado. Pudiera también creer que no lo merecemos, y es lo cierto, pero pues, para el que anduvo en ello desatinado o impertinente.

¡Quédese todo esto entre nosotros; no será el último sinsabor que por dignidad callemos el uno y el otro!

Adiós; y crea siempre que siente por usted afecto desinteresado y cordial,

– Esteban Borrero E.

Las niñas – Juana Borrero

Tomado de Julián del Casal: Epistolario. Transcripción, compilación y notas de Leonardo Sarría. La Habana, Editorial UH, 2018, pp.296-298.

5
¿Haz disfrutado este artículo? Pues invítanos a un café.
Tu ayuda nos permite seguir creando páginas como ésta.

  
Comentarios
María Antonia Borroto
3 años

Al parecer, éste es el soneto al que alude Borrero, el que ya había sido celebrado por Casal: Crepuscular Todo es quietud y paz... En la penumbra se respira el olor de los jazmines, y, más allá, sobre el cristal del río se escucha el aleteo de los cisnes que, como grupo de nevadas flores, resbalan por la tersa superficie. Los oscuros murciélagos resurgen de sus mil ignorados escondites, y vueltas mil, y caprichosos giros por la tranquila atmósfera describen; o vuelan luego rastreando el suelo, rozando apenas con sus alas grises del agrio cardo el amarillo pétalo, de humilde malva la corola virgen.

3
Responder
María Antonia Borroto
3 años

Este incidente, descrito por Esteban Borrero, ilustra los procedimientos de una corriente de la crítica muy lamentable, crítica espuria le llama Borrero. Cintio Vitier lo explica así: "Desgraciadamente hubo también otro linaje, si ese nombre merece, de censores, aguafiestas, cazagazapos y ruines escarnecedores que concibieron la crítica, no como justicia sino como ajusticiamiento vil, precedido de azote público y befa." Y menciona a Francisco de Paula Coronado (César de Madrid) —el autor de la nota de marras—, Ciriaco Sos (César de Guanabacoa) —quien atacó desmesuradamente a Casal— y a Emilio Bobadilla (Fray Candil). Confieso, que en lo personal, si bien hay zonas en la obra de Bobadilla que se ajustan a la descripción de Vitier, aprecio otras salvables. Sobre el asunto, Cintio habla de esta carta, escrita con “sobria y dolida dignidad”, y dice del texto de César de Madrid que "estaba en consonancia con la siguiente opinión machista (subraya la palabra en el original) que se le ocurrió estampar en el prefacio de «Frutos coloniales» y que transcribimos sólo para que se midan los grados de la vulgaridad: «La literatura, per se, me ha parecido y seguirá pareciendo un error de sexo, una verruga con cerdas, que así se llaman, que le sale a las letras en salva sea la parte…», si bien elogia a la «hembra» capaz de entender al escritor y además «hermosa como una puesta de sol en cualquier playa de veraneo de mi tierruca». Con los años, por fortuna apartado de la crítica literaria, Coronado llegó a ser Director de la Biblioteca Nacional entre 1920-1946, miembro de la Academia de la Historia (…) y sospechoso coleccionista de rarezas bibliográficas y manuscritos cubanos que hoy se guardan en la biblioteca de la Universidad Central de Las Villas. (“La crítica literaria y estética en el siglo XIX cubano”, en Crítica 1. La Habana, Letras Cubanas, 2000, p.366.) Los interesados pueden encontrar más información sobre Francisco de Paula Coronado en https://bit.ly/2X2ON94

3
Responder
María Antonia Borroto
3 años

Veamos otro texto de Juana Borrero, su "Última rima", que no pudo escribir por sí misma, lo dictó poco antes de su muerte, en Cayo Hueso en 1896: Última rima Yo he soñado en mis lúgubres noches, en mis noches tristes de penas y lágrimas, con un beso de amor imposible sin sed y sin fuego, sin fiebre y sin ansias. Yo no quiero el deleite que enerva, el deleite jadeante que abrasa, y me causan hastío infinito los labios sensuales que besan y manchan. ¡Oh, mi amado!, ¡mi amado imposible! Mi novio soñado de dulce mirada, cuando tú con tus labios me beses bésame sin fuego, sin fiebre y sin ansias. Dame el beso soñado en mis noches, en mis noches tristes de penas y lágrimas, que me deje una estrella en los labios y un tenue perfume de nardo en el alma.

4
Responder
Inés Rita Marín Izaguirre
3 años

@María Antonia Borroto puedo compartir el poema?

2
María Antonia Borroto
3 años

@Inés Rita Marín Izaguirre Comparta el link de esta publicación, por favor. Cada publicación es un todo: el texto, las imágenes, los comentarios, las grabaciones... Publicar solo un texto, el que sea, aislado, es traicionar el espíritu de El Camagüey.

2
Elinor Pérez
3 años

Juana Borrero fue una niña prodigio cuya prematura muerte sesgó a la artista que ya se anunciaba no solo en la poesía sino en la pintura. Sentía devoción por Casal. La carta del padre, médico y poeta, trasluce esos sentimientos.

4
Responder
Henry Mazorra
3 años

Lo más relevante para mi son las opiniones de Borrero sobre la poesía: "Mis versos para mí han sido siempre cosa íntima". Y además tenía muy claro los riesgos a los que se exponía su hija por aquel temprano y atractivo soneto.

4
Responder
Javier Vázquez
3 años

Gracias, una vez más, a María Antonia por las notas de ampliación.

1
Responder
También en El Camagüey: