¿Sabe usted, lector querido, lo que es un poeta “bisiesto”? Casi estaría a punto de decirle que no; que no lo sabe usted. Lejos de mí, por supuesto, ninguna clasificación de orden retórico, y menos en este caso, pues en realidad, el nombre de bisiestos —bissexto, portugués—, dedicado a ciertos poeta, es invención de un poeta brasileño de gran hondura popular, y cuyos versos musicalizados por él mismo son clásicos en la poesía amorosa de su patria: Vinicius de Moraes. Sin embargo, fue divulgado por otro poeta, también brasileño, Manuel Bandeira, fallecido hace algunos años. Bandeira no fue fecundo, pero su poesía es fina, impregnada de una ironía melancólica. En su Antología de poetas bissextos (Valverde editor, Río, 46), Bandeira recoge la definición de Moraes y encabeza con ella su florilegio: “… poetas que nosotros, sus íntimos —dice Moraes— llamamos “bisiestos” —poetas sin libros de versos—, bisiestos por la escasez de la producción, cuya excelencia, sin embargo, los coloca junto a los más afamados.” Por su parte, Bandeira precisa más: “Según el diccionario, bisiesto hay sólo el año, que tiene un día más, lo cual acontece cada cuatro años. Debe pues llamársele poeta bisiesto a aquél a quien le ocurre con la poesía como el 29 de febrero en el año civil…” Añadamos por nuestra cuenta: Arvers, el francés, con el “Soneto” que lo hizo famoso para siempre; José Manuel Poveda, en Cuba, con sus Versos Precursores. Bandeira va más lejos: pretende que ciertos poemas cuya autoría se ignora son obra de bisiestos también. Así, el soneto “A Cristo crucificado” y la “Epístola Moral a Fabio”, cuyos autores no las habrían querido firmar, por miedo de verlos tan solos… o tan mal acompañados.
N.G.
Comentarios
El Camagüey
3 díasEl "Soneto" de Félix Arvers: Mon âme a son secret, ma vie a son mystère: Un amour éternel en un moment conçu. Le mal est sans espoir, aussi j’ai dû le taire, Et celle qui l’a fait n’en a jamais rien su. Hélas! j’aurai passé près d’elle inaperçu, Toujours à ses côtés, et pourtant solitaire, Et j’aurai jusqu’au bout fait mon temps sur la terre, N’osant rien demander et n’ayant rien reçu. Pour elle, quoique Dieu l’ait faite douce et tendre, Elle ira son chemin, distraite, et sans entendre Ce murmure d’amour élevé sur ses pas; A l’austère devoir pieusement fidèle, Elle dira, lisant ces vers tout remplis d’elle: «Quelle est donc cette femme?» et ne comprendra pas. La versión de José Ángel Buesa: Soneto (de Félix Arvers) Nadie conoce mi amor secreto: no lo conoce ni quien lo inspira; y es tan humilde que a nada aspira, pues su constancia no tiene objeto. Mi amor se escuda tras mi respeto; respiro el aire que ella respira, y ella me habla y ella me mira, sin que descubra mi amor discreto. Porque, entre el coro de la alabanza que se prolonga sobre su huella, mi amor suspira sin esperanza; y tanto ignora mis sueños vanos, que si estos versos van a sus manos, tal vez pregunte: “¿Quién será ella?”
El Camagüey
3 días"Soneto a Cristo Crucificado": No me mueve, mi Dios, para quererte, el Cielo que me tienes prometido, ni me mueve el Infierno tan temido, para dejar por eso de ofenderte. Tú me mueves, Señor. Muéveme el verte clavado en una cruz y escarnecido, muéveme el ver tu cuerpo tan herido, muévenme tus afrentas, y tu muerte. Muéveme, en fin, tu amor, y en tal manera, que, aunque no hubiera Cielo, yo te amara, y, aunque no hubiera Infierno, te temiera. No me tienes que dar porque te quiera, pues, aunque lo que espero no esperara, lo mismo que te quiero te quisiera.