Admirado amigo:
Gracias, mil gracias por los libros con que Ud. me ha favorecido tan amablemente, tan bondadosamente.
Admirado amigo:
Gracias, mil gracias por los libros con que Ud. me ha favorecido tan amablemente, tan bondadosamente.
Ha sido una delicada muestra de deferencia que no olvidaré nunca…
Pensando siempre ir a hacerle una visita y así expresarle mi agradecimiento con más placer todavía, he demorado tanto el envío de esta carta… ¿Verdad que Ud. me perdonará, Dr.?
Admirable el libro de nuestra gran poetisa admirable… y los otros también…
Gracias, mil gracias amigo mío, por el deleite espiritual que me ha proporcionado y acépteme con ellas el testimonio de mi más alta consideración y deferencia…
Dulce María Loynaz Muñoz
El Camagüey agradece a Natacha del Río Bolívar la posibilidad de publicar esta carta.
Comentarios
Henry Mazorra
4 añosDulce María, nunca te vi tantos puntos suspensivos en tan pocas líneas. Pero siempre te veo grande, grande.
Y. J. Hall
4 añosLa verdad es que se le fue un poco la mano, a no ser que los haya utilizado como un elemento decorativo. Su caligrafía también tiene arte...
Henry Mazorra
4 años@Y. J. Hall No creo que sea decorativo, su caligrafía tiene dedicación pero los puntos suspensivos tienen su fundamentación en lo que son, un signo de puntuación para dejar el suspenso, para sugerir o dejar abierto el discurso. Son lo que quisiera decir y no puedo decir o no quiero decir, son lo que tú sabes y no tengo necesidad de decir. Son el resultado del contenerse una y otra vez. Estos puntos suspensivos son pura gramática, estructura lingüística, y en eso Dulce María es de lo mejor, una diosa. Y no creo que se le fuera la mano, ella es de las escritoras que tienen el don del equilibrio, en todo caso ella quería hacer evidente que son demasiados puntos suspensivos. Esta vez no estamos frente a un caso de estética ja ja ja, es semántica castellana.
Y. J. Hall
4 añosYo sé lo que significan los puntos suspensivos. En este caso, en mi opinión, se le fue la mano.
Henry Mazorra
4 años@Y. J. Hall Compadre y las ganas que yo tenía de discutir contigo ja ja ja
Y. J. Hall
4 años. . .
Lianet Sanzo Martín
4 años@H. Mazorra Estoy muy de acuerdo con usted. Queda en cada punto suspensivo el agradecimiento eterno que no puede escribir con palabras.
Henry Mazorra
4 años@Lianet Sanzo Martín Pero ella es una mujer que si algo le sobra son las palabras, el diccionario, por qué no puede encontrar las palabras?
María Antonia Borroto
4 añosA juzgar por las cartas ya publicadas en El Camagüey, remitidas desde New York al Dr. Gonzalo Aróstegui, una preciosa y fina amistad unía a la entonces joven poetisa y el distinguido intelectual. El Camagüey poco a poco piensa ir develando variadas facetas suyas. A mí me maravilla su prestancia y su porte tan distinguido. Ëste es el link de las cartas ya publicadas en El Camagüey: https://bit.ly/3eYVxvL
Y. J. Hall
4 años¿La de quién?
María Antonia Borroto
4 años@Y. J. Hall Del Dr. Gonzalo Aróstegui. Él me parece muy interesante allí, en ese portal habanero, supongo que en El Vedado. El Camagüey publicará en breve su introducción a un manual de cocina.
Henry Mazorra
4 años@María Antonia Borroto Por qué es habanero el portal? Tienes constancia de que esa foto fue en La Habana?
María Antonia Borroto
4 años@H. Mazorra Puedo averiguarlo, pero estoy casi segura. Tal vez me apresuré por el hecho de que muy joven se trasladó a La Habana y allí concluyó sus estudios de bachillerato, estudió Medicina en esa ciudad, desde donde se trasladó a España, luego a Estados Unidos... Murió en La Habana en 1940. Había nacido en 1859, así que si sacamos cuentas, murió de 81 años. Acabo de enterarme de que en 1902 concibió, junto a otros autores, una "Moción para constituir en esta capital una Academia de la Lengua” y que a él le debemos gestiones para la publicación de las obras de Martí, de Montoro (ah, otro gran olvidado) y de una camagüeyana también casi desconocida hoy en día: Emilia Bernal, considerada "Dama de la Literatura". Cada vez entiendo mejor el influjo que debe haber ejercido en Dulce María Loynaz... Es más, voy a registrar en Fe de vida, tal vez allí encuentre algo. Por cierto, tengo una foto de Varona, ya muy mayor, en la que sí se aclara que fue tomada en su casa de El Vedado, y el portal es muy parecido... Quién sabe... Eran amigos. También tengo una carta de Varona a Aróstegui donde se debate sobre el acento de una palabra... Discusiones, lo sé por experiencia propia, que pueden ser intensas y muy divertidas. Y como ves yo también estoy siendo liberal en el uso de los signos suspensivos, pues todo está así, en suspenso... (Continuará...)
Henry Mazorra
4 años@María Antonia Borroto Esos datos son los que andaba buscando porque apenas comienzo a escuchar de este Aróztegui, ese apellido tiene ya mucha fuerza en Camagüey durante el siglo XIX. Y sí, todo indica que la foto debió ser en La Habana. Aahhh no creo que Dulce María lo mencione en "Fe de vida", es un libro casi de tributo a su última pareja formal, no sé, me parece que no mezclaría esas cosas, pero igual pudieron ser grandes amigos...
María Antonia Borroto
4 años@H. Mazorra Pero hay momentos en Fe de vida en los que cuenta con lujo de detalles momentos de su juventud, sus bromas (de ella y de sus hermanos), como esa en la que disfrazaron, creo que de archimandrita ruso, a un bodeguero...
Henry Mazorra
4 años@María Antonia Borroto Qué sería nuestra escritura sin los puntos suspensivos??? Tan aburrida!!! ja ja ja
María Antonia Borroto
4 años@H. Mazorra Pues sí, la foto fue tomada en el portal de su casa, en la calle L, en El Vedado. Y revisé y la de Varona, aunque también en un portal, no es en el mismo sitio, debe haber sido en su propia casa, también en El Vedado.
Henry Mazorra
4 años@María Antonia Borroto Entre los panteones más novedosos, elegantes y bien construidos durante la segunda mitad del siglo XIX en el Cementerio General de Camagüey se encuentra el de la familia Aróstegui. Toda esta información que saca a la luz El Camagüey me responde muchas preguntas sobre esos sucesos arquitectónicos.
María Antonia Borroto
4 años¡Qué emoción tan rara ver Su letra! Me encantan las "d" afiligranadas y el uso de los puntos suspensivos... Recuerdo una exhibición de su colección de abanicos, en el Museo de Artes Decorativas de La Habana, hace unos cuatro o cinco años: muchas piezas estaban señalizadas de su puño y letra. Disfruté tanto los abanicos en sí como aquella caligrafía menuda y grácil.
Eiblyn González
4 añosInmensa Dulce Ma. Loynaz... me quedo también con sus puntos suspensivos...
Elinor Pérez
4 añosUna carta tan espontánea como si en realidad conversara con Aróstegui, ¿y qué decir de la caligrafía? Rasgos precisos y claros como la gran Dulce María.
María Antonia Borroto
4 añosEl azar concurrente... Es imposible no pensar en eso justo ahora. Leyendo el prólogo a los "Episodios de la Revolución Cubana", de Manuel de la Cruz, escrito con verdadera devoción filial por nuestro coterráneo Manuel Márquez Sterling, me topo con la mención de un doctor Aróstegui, que atendía a Casal, lector de sus Bustos... Se trata de la misma persona. (https://bit.ly/3cXDBPq)
Henry Mazorra
4 años@María Antonia Borroto Justo leyéndolo me preguntaba si era el mismo Aróstegui. Todos los caminos conducen a Roma. Gracias por la precisión.
María Antonia Borroto
4 añosEn el Epistolario de Julián del Casal —compilación y notas de Leonardo Sarría Muzio, autor, por cierto, de uno de los primeros textos publicados en El Camagüey— encuentro cuatro referencias a Gonzalo Aróstegui. Una, del propio Casal, me maravilla. En una carta fechada el 10 de enero de 1889 le comenta a su gran amiga Magdalena Peñarredonda muchas cuestiones de su vida cotidiana, incluidos cuatro días en cama, en los que tuvo "la inmensa satisfacción de ver a la cabecera de mi lecho a muchísimas personas de diversas posiciones y de reconocido valer". Y también menciona que "en casa de Aróstegui se han encendido velas por mi salud"... La amistad, obviamente, incluía a otros miembros de la familia. Y es tan conmovedor, ¿verdad?, saber que allí en esa casa cubana (y camagüeyana) oraban por él. La segunda es, nada más y nada menos que de Enrique Hernández Miyares, tal vez el más fiel de los amigos de Casal, el que más hizo por mantener viva su memoria (El Día de Casal) una vez fallecido el poeta, empeñado también en la publicación de su obra y en la construcción de un monumento. Pues bien, Casal estaba enfermo o reponiéndose (revisaré para precisar si estaba fuera de La Habana, todo me hace suponer que sí, imagino que junto a su hermana) y su amigo del alma le cuenta muchas cosas, relacionadas con el trabajo común (en periódicos y revistas habaneras) y le remite los saludos de varios amigos, incluido Aróstegui. Por cierto, la carta contiene una afirmación también frecuente en las de Magdalena que desmiente la imagen que a lo largo de los años nos hemos hecho de Casal: "me he reído estrepitosamente con tu carta". Ese adverbio, aplicado a la risa... La tercera aparece en una carta de Eduardo Rosell y Malpica, uno de sus más asiduos correspondientes. Es apenas una mención pero que hace suponer un trato frecuente y menciones anteriores, tal vez en cartas de Casal no conservadas: "Sospéchome que el simpático Aróstegui debió cotizarme muy bajo en esos días pasados". Todo un misterio. ¿Se estaría refiriendo a sus trabajos literarios? La cuarta es la más perturbadora, también una mención, esta vez de Domingo Malpica. El destinatario es el cuñado de Casal, el médico Manuel Peláez. Está fechada el 23 de octubre de 1893 y cuenta los detalles de las honras fúnebres del poeta, fallecido el 21. Voy a resistir a la tentación de citar todo el párrafo en el que se cuenta que a pesar de que su deceso ocurrió un sábado a las 7 de la noche y de que, salvo El País, ningún otro periódico pudo publicar la noticia, "acudieron al entierro muchos y buenos verdaderos amigos de ultratumba del finado, Montoro, Ricardo del Monte, Antonio, de este apellido, Hubert de Blanck, Dr. Aróstegui". Y como nota al margen: Manuel Peláez y María del Carmen del Casal (conocida como Carmela) eran los padres de Amelia Peláez del Casal.
María Antonia Borroto
3 añosGracias a Natacha del Río Bolívar (bisnieta de Aróstegui) hemos podido publicar una entrevista a Aróstegui en la que se nos revela su interés por continuar la publicación de las obras de Martí, una vez fallecido Gonzalo de Quesada y Aróstegui: https://bit.ly/3mkAbN8 La entrevista apareció en el periódico El Día (los recortes existentes, conservados por la familia, no permiten precisar la fecha) y está firmada por un periodista del que, hasta este minuto, no tenía noticias: Védico. Gracias al diccionario de seudónimos de Figarola Caneda pude saber que su nombre era José Conangla Fontanilles, nacido en Cataluña y asentado en Cuba desde finales del siglo XIX.
Yamila Ferrá
3 añosLlego un poco tarde, pero llego...gracias por el texto.